El modo de organización de los pueblos indígenas es otro, ancestral, nadie se postula al poder, es la asamblea de la comunidad quien elige a las autoridades bajo un sistema de valores basado en el servicio desinteresado y colaborativo. Han sobrevivido por siglos y han tenido que defender su derecho a la existencia, cultura y lengua, una y otra vez. Y hoy emerge un episodio más: la batalla de Radio Tosepan Limakxtum¸ brazo mediático de la Unión de Cooperativas Tosepan, con sede en Cuetzalan, Puebla, ante la insistencia del INE para obligarla a transmitir spots de los partidos políticos que nada tienen que ver en sus vidas.
Se definen como radio comunitaria que involucra al territorio Náhuatl, Tutunaku y Mestizo de la Sierra Nororiental de Puebla y Veracruz (34 mil familias) “trabajamos para el fortalecimiento de nuestra cosmovisión, impulsando los valores comunitarios, creando contenido propio y escuchando a nuestras comunidades; con identidad para fortalecer la transmisión de los saberes de nuestros abuelos y padres a las nuevas generaciones; con información real, que nos ayude a la formación y fortalezca la forma de vida como pueblos originarios. Todo el trabajo es conducido por personas del pueblo masewal hablando nuestra lengua materna, fortaleciendo nuestros saberes a través de nuestra cultura”.
Un ejemplo: Durante la pandemia del Covid-19 Radio Tosepan diseñó una estrategia de comunicación, a través de jóvenes de la comunidad, con un programa dominical llamado Tayolchikawalis, que en la lengua masewal o náhuatl significa “acciones para fortalecer nuestro corazón”. Un sabio mayor de la comunidad les contaba que cuando alguien perdía la vida, las propias comunidades apoyaban a las familias a estar fuertes. Ya sea con alimentos, con palabras de aliento, con música… Decía que cuando a las familias o comunidades les sucede una desgracia, se requiere de una acción comunitaria para que no descaiga, porque puede ser peligroso para las propias familias y la comunidad misma.
Radio Tosepan, que surgió hace casi medio siglo, no sólo fue un vehículo fundamental para fortalecer el sistema inmunológico con acompañamiento médico local, también tuvo un papel definitivo en la contención del contagio, en medidas de prevención y en el fortalecimiento de los lazos comunitarios a través de la palabra. Sin fiestas patronales, asambleas comunitarias o bailes, Tosepan fue una especie de fogata radiofónica alrededor de la cual la comunidad pudo escucharse y narrarse cómo vivió la enfermedad; preguntarse qué sigue tras la pandemia, qué retos y oportunidades les dejó la experiencia. El programa les permitió invitar a la población a vacunarse. Y a pensar: “Cómo cuidarnos de estas enfermedades (…) cómo estamos cuidando nuestro cuerpo y nuestra Madre Tierra…”
Erick Huerta, de Redes AC, organización que acompaña procesos de comunicación indígena y comunitaria, me recuerda que las radios indígenas tienen como objetivo el fortalecimiento de su cultura, su lengua, su identidad. Y, como establece la Constitución (artículos 2 y 28), el derecho humano a una reserva del espectro radioeléctrico, sin obligación, como en el caso de las radios comerciales, de darle difusión a spots de los partidos políticos. Imponer la propaganda política a las radios indígenas con concesión social es una forma “de colonización y asimilación forzada”.
Hoy, los magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación resolverán el caso. Muchas radios comunitarias apoyan a Radio Tosepan. Y es que la libertad de todas está en vilo.