Podrá transformarse la difusión cultural hasta niveles inimaginables con la irrupción de la Inteligencia Artificial. Es posible que se modifiquen, de generación en generación, los hábitos de consumo cultural y las técnicas museológicas. Puede cambiar el nombre del mandatario en turno, el del partido en el poder y el de quienes gestionan las políticas culturales del Estado. Pero hay rituales inamovibles. En las últimas semanas de cada sexenio, la foto oficial de cada día es la misma: el presidente del país, acompañado de un séquito de funcionarios, con tijeras en mano, corta el listón de un nuevo museo o espacio cultural.

La memoria registra varios ejemplos desde la segunda mitad del siglo XX. En 1964, Adolfo López Mateos inaugura el Museo Nacional de Antropología, el Museo de Arte Moderno y el de Historia Natural, los tres en Chapultepec. En lo personal, retengo la estampa de especialistas de alto nivel museográfico colgando cuadros a toda prisa, antes de que llegue José López Portillo a cortar el listón del Museo Nacional de Arte (MUNAL) en 1982. A marchas forzadas, Salinas de Gortari inaugura el Centro Nacional de las Artes (Cenart) durante la última semana de su sexenio, en 1994. Y lo mismo hace Fox al abrir la Biblioteca José Vasconcelos en mayo de 2006. Felipe Calderón estrena en 2012 la carísima Estela de Luz que no estuvo lista para las fiestas de 2010… Pero Andrés Manuel López Obrador romperá todos los récords.

Solo este año: a fines de febrero inaugura el Gran Museo de Chichen Itzá, en Yucatán. El 28 de junio, el Museo de sitio de Edzná, en Campeche. El 7 de septiembre abre dos espacios el mismo día: el Museo de la Costa Oriental en Tulum y el Museo Histórico de la Ciudad de Felipe Carrillo Puerto, ambos en Quintana Roo. El 15 de septiembre inaugura el Museo de Calakmul, en Campeche. Una semana después (el domingo 22), y aunque abrirán sus puertas al público hasta noviembre, corta el listón de un par más: La Casa Museo Benito Juárez y el Centro Cultural “Leyes de Reforma”, en Veracruz.

Quedan pendientes: el Ateneo Peninsular de Mérida que, anunció el INAH, exhibirá los hallazgos más importantes del salvamento y rescate arqueológico del Tren Maya. El proyecto resultó controvertido porque un grupo de 500 artistas y ciudadanos de la región denunció que le quitará gran parte de su espacio al Museo de Arte Contemporáneo “Fernando García Ponce” (MACAY), que funciona en el mismo edificio desde hace 30 años. Por su parte, el Museo de Sitio de Palenque “Alberto Ruz L’huillier” ya no alcanzó inauguración presidencial, pero reabrió al público con la primera etapa de su remodelación el domingo pasado.

Apenas ayer, y a marchas forzadas, el Presidente inauguró la línea 3 del Cablebús y “los trabajos” de la nueva Cineteca, que forman parte de “Chapultepec, Naturaleza y Cultura”, proyecto de 10 mil millones de pesos.

Y a unos días de finalizar el sexenio, AMLO se dará tiempo, según información oficial, para inaugurar el Museo Vivo del Muralismo (MVM) en la planta baja del edificio de la SEP en el Centro Histórico, en cuyos patios destacan los frescos de Diego Rivera. El trabajo de restauración y museografía, iniciado en noviembre de 2023, implicó una inversión de 261 millones 140 mil pesos, más lo que se requiera para equipamiento y operación. Dependerá de la SEP, la Secretaría de Cultura, el INBAL, el INAH y el gobierno de la CDMX.

Durante este sexenio, los museos han padecido austeridad, recortes, precariedad laboral, carencias materiales y de personal. Me pregunto si al cortar el listón y sonreír para la fotografía se piensa en presupuestos y sostenibilidad.

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