El primer libro de texto gratuito de la SEP se editó en 1960 y en su portada, del pincel de David Alfaro Siqueiros, aparecen Miguel Hidalgo, Benito Juárez y Francisco I. Madero. A partir de entonces inició la tradición de ilustrar la carátula de los ejemplares con obra de los artistas más representativos de cada época. Hasta 2019.

En el catálogo de portadas de la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuito (CONALITEG) hay joyas como un “Morelos” de José Luis Cuevas, el inolvidable perrito de Roberto Montenegro, “La escuela” de Pablo O’Higgins, la reproducción del Hidalgo, de José Clemente Orozco, “Los Volcanes” del Dr.Atl, La ofrenda, de Saturnino Herrán, Retablo de Carlos Mérida, una pintura de Tamayo para el Atlas de México y otra de Remedios Varo para el Atlas de Geografía Universal... La Patria, de González Camarena. Se pensaba en lo mejor para nuevas miradas de niñas y niños que quizá por primera vez tomaban un libro en sus manos. Con una obra de arte en la portada, aquello era toda una invitación a estimular su imaginación creativa. El catálogo de CONALITEG en línea se detiene en 2019. Igual que el proyecto.

Acerca de esta historia, cuenta Josefina Zoraida Vázquez: “La ilustración de las páginas interiores se realizó en un principio en tres talleres dirigidos respectivamente por los pintores Rosendo Soto, Ángel Bracho y Benito Messeguer, pero muy pronto, a finales de 1959, la CONALITEG había ya consolidado su propio taller de diseño. Las cubiertas de las primeras ediciones se encomendaron a maestros representativos de la pintura mexicana: David Alfaro Siqueiros, Roberto Montenegro, Raúl Anguiano, Alfredo Zalce, Fernando Leal y José Chávez Morado”.

Cabe recordar que el secretario de la SEP era Torres Bodet, y Martín Luis Guzmán, el primero en presidir la CONALITEG. Le siguieron en el cargo Agustín Yáñez, Enrique González Pedrero… Todos, escribe el filósofo especialista en artes plásticas, Luis Ignacio Sáinz, “perfiles intelectuales de primerísimo nivel que demuestran la altísima consideración que al gobierno federal le merecía este organismo y su papel conductor en la educación como promotor de la equidad”.

Como conté aquí la semana pasada, la colección se enriqueció con los años y en 2019, cuando comisionaron a Emma Cecilia García como curadora, por segunda vez, dio continuidad a un guion con criterio histórico generacional. De la Escuela Mexicana de Pintura y el Muralismo en las portadas, siguió obra representativa de la Ruptura y, para actualizar el acervo, convocaron a la generación nacida entre los años 50 y 60. Y aunque los 47 artistas entregaron y donaron su obra a tiempo para la edición 2021-2022, la SEP canceló el proyecto sin avisarles. Los pintores rescataron sus piezas en septiembre de 2021.

La SEP ya tenía el valioso acervo en sus manos cuando Marx Arriaga, director de Materiales Didácticos de la SEP, lanzó en 2021 la convocatoria a ilustradores para el rediseño de los libros. En su controvertida conferencia con maestros, en agosto de ese año, cuando dijo que leer por placer era “un acto de consumo capitalista”, señaló también que en el rescate del “compañerismo” las artes “pueden auxiliar, pero sólo lo lograrían si los elementos artísticos están ligados a un factor estético y a un compromiso social ideológico”.

Eso explica, quizá, la cancelación a los artistas. Como sea, es un indicador del desprecio de este gobierno hacia el arte y la cultura “elitista”, le llaman. En este caso, hacia un acervo importante en la memoria estética de este país y, sobre todo, en la educación visual de las infancias.

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