A la mayoría le preocupa. A la generación adulta nos provoca sentimiento de culpa ver las consecuencias del calentamiento global en la vida diaria de la niñez y la juventud. Las y los jóvenes se sienten traicionados por el manejo de los asuntos ambientales en todo el mundo y la eco ansiedad y la angustia ambiental se suma al estado de ánimo característico del siglo XXI. ¿Es posible convencernos de que se puede hacer algo que reivindique a la humanidad ante sí misma y frente a las demás especies? Sí. Y de eso se trata el ABC/MX que surge como un nuevo movimiento en México.
ABC: Agua, Biodiversidad y Clima. El camino hacia un México sustentable no es solo un documento ni un desplegado, sino una iniciativa que se propone como punto de partida de un gran movimiento. Con expertos, sí, pero con la idea de convocar a las juventudes y de que logremos incorporar a nuestro lenguaje cotidiano el ecológico, para nombrar y entender el mundo que vivimos, con la naturaleza en el centro. Porque el único desarrollo justo es el sustentable. Cualquier otro limita las posibilidades de una vida digna para todas las personas. Por eso participan pioneros del ecologismo como José Sarukhán y Julia Carabias, pero también jóvenes como Sofía Probert o Emilio Aristegui, entre otros líderes e integrantes de colectivos, así como gente de la academia, la cultura y el sector empresarial. El rango de edades del más de centenar de personas que se han sumado, hasta ahora, va de los 28 a los 83 años.
El movimiento no tiene más partido que la certeza de la emergencia y la idea de que, a pesar de la reducción del presupuesto oficial es posible, desde la sociedad civil, promover una agenda ambiental colectiva. El ABC para México contiene lo mínimo que personas, comunidades y organizaciones debemos conocer, interiorizar e impulsar como país para enfrentar mejor la crisis climática, proteger nuestro patrimonio biológico y asegurar el derecho humano al agua, un medio ambiente sano y un crecimiento económico justo y respetuoso de su biodiversidad ambiental.
Agua: para garantizar el acceso hay que proteger bosques y selvas que son grandes captadores de agua de lluvia. Para hacerlo sustentable se requiere conservar los ecosistemas forestales, pero también asegurar que quienes lo hacen tengan incentivos. La restauración de 50 mil kilómetros de ríos necesita incentivarse también.
Biodiversidad: Hacer las paces con las demás especies. Entre la cultura milenaria de las comunidades y los avances científicos, tenemos que hacer compatibles el desarrollo económico y social con la conservación de los ecosistemas naturales. Entre las prácticas ancestrales y el conocimiento almacenado por la Comisión Nacional para el Conocimiento y el Uso de la Biodiversidad (CONABIO) debería estar el sustento de las decisiones de gobierno junto con el cumplimiento de las leyes ambientales: prohibición de la deforestación, la sobrepesca, la contaminación y el tráfico de vida silvestres. Capacitación de jueces en materia ambiental es parte de la estrategia.
Clima: El cambio climático es mucho más que un problema ambiental, la mayor amenaza para el desarrollo económico y el bienestar de las personas de hoy y mañana. Se proponen cambios en patrones de producción y consumo; llevar al país hacia la descarbonización de la economía y la adaptación a la crisis climática, reducir a la mitad sus emisiones de gases de efecto invernadero para 2030 y a cero para 2050, compromisos que México ha asumido con el mundo al igual que la Meta 30X30.
Naturaleza y cultura. Eso somos.