Después de la pandemia el mundo cambió. Entre violencias, migraciones, crisis climática, democracias en la incertidumbre y la digitalización creciente en nuestras vidas, apenas comienza a evaluarse la dimensión de las consecuencias de todo esto en las culturas. Lo claro es que instituciones, creadores y comunidades culturales se encuentran en estado de emergencia.

La palabra emergencia ha de entenderse en su doble sentido: como algo en proceso o en peligro de desaparición. O como algo nuevo que emerge en el escenario.

En ese contexto se publica el libro Emergencias culturales. Instituciones, creadores y comunidades en Brasil y en México, con los resultados de la investigación que dirigió Néstor García Canclini y en la que participaron Juan Ignacio Brizuela, Sharine Machado C. Melo y Mariana Martínez Matadamas. La presentación del revelador estudio se llevó a cabo en un semanario en línea, en 2022, y ahora, ampliado el texto y con información actualizada, cobra forma de libro. Si bien se realizó para entender la importancia de la cultura durante la pandemia, la reflexión va más allá y alcanza nuestros días.

Editado por Gedisa en la colección “Cultura S”, el libro abre con una extraordinaria entrevista a García Canclini realizada por Transit Projectes, organización catalana dedicada a la gestión cultural. Entre las preguntas emergentes destacan: ¿Nos han quitado las instituciones? ¿Se han muerto ellas de muerte natural? ¿Tenemos una oportunidad de refundarlas? ¿son las plataformas digitales las nuevas instituciones culturales? ¿el acceso al consumo cultural en lugares públicos será sustituido por el streaming? Dice el antropólogo: “Estamos —como ocurría con los dioses de Hölderlin— entre las instituciones que se fueron y las que no acaban de llegar”.

Si durante la pandemia se evidenció el rol de la cultura para sanar, sobrellevar el confinamiento, conectarse con el mundo… para Transit Projectes, la importancia de sus instituciones, para la sociedad, las personas y los públicos en general, está devaluada. ¿Cómo reivindicar su importancia?

García Canclini responde con profundidad. Las nuevas formas de la transmisión de saberes, estilos y sensibilidades que andan por las calles. Los museos que se están reformulando para vincularse con la gente, la diversidad de comunidades que existen: las de barrio, las transnacionales de consumidores, de internautas, de televidentes y las nacionales que están arraigadas en comunidades locales diversas. Las diferentes condiciones en que producimos, circulamos y accedemos a los bienes culturales. El comportamiento de las industrias culturales en los últimos años y las movilizaciones sociales. El paso de la precariedad a la emergencia en la vida de trabajadores de la cultura y jóvenes freelance.

Le preguntan sobre la necesidad de reconstruir el vocabulario como una forma de reconstruir la actividad cultural y sobrellevar la emergencia. Para García Canclini ha sido un poco más fácil cambiar el uso de las letras (a, o, e) que las relaciones económicas y los salarios entre hombres y mujeres. Propone preguntarnos qué es lo que podemos cambiar a través del lenguaje y la cultura, y qué necesita otro tipo de acciones; por ejemplo, cambiar la manera de organizarnos en comunidades, las maneras físicas, materiales, económicas, de solidaridad y de participación.

Para esto, además del lenguaje, advierte, “debemos cambiar las instituciones, en estado de emergencia o no, y cambiarlas desde dentro”. (Continuará).

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