La fuerte mirada del mítico ser petrificado hipnotiza. Imponente, abre sus fauces felinas hacia una cueva o un destino misterioso que puede ser el más allá o el centro de la Tierra donde comenzó la vida. Se trata de una obra maestra olmeca: Monstruo de la Tierra, Portal al Inframundo, el Monumento 9 de Chalcatzingo, Morelos que, robado hace más de medio siglo de las entrañas del asentamiento arqueológico más antiguo del centro del país, regresa a México, luce flamante y revela su historia. Digna de un thriller.

Para empezar, la coincidencia. Mientras el monumento de piedra de basalto, de una tonelada, realizado hace unos 3 mil años, llegaba de vuelta a Morelos, David C. Grove, el reconocido arqueólogo que descubrió la ausencia de la pieza y la reportó hace medio siglo, fallecía. Se sabe que antes de su muerte, el 24 de mayo, supo la buena noticia. Y son los arqueólogos que hoy custodian el sitio quienes relatan la historia. Mario Córdova Tello y Carolina Meza Rodríguez, director del proyecto arqueológico de Chalcatzingo él, y ella, investigadora de su equipo, ya habían publicado en El tlacuache (suplemento cultural del Centro INAH-Morelos) un detallado texto accesible en línea, cuando dieron una conferencia el viernes pasado en el Palacio de Cortés de Cuernavaca y ahora aparecen en el nuevo número de la revista arqueología mexicana con un artículo fascinante.

Miro la pieza que recibe al visitante en el Museo Regional de los Pueblos de Morelos (Palacio de Cortés) y leo lo que nos cuentan este par de arqueólogos que desde hace casi 20 años investigaron el paradero de la pieza y lograron su retorno a México con apoyo de la Secretaría de Relaciones Exteriores, el INAH, y la Unidad de Tráfico de Antigüedades de la Fiscalía de Nueva York.

En resumen: A principios de los años 60, cuando no existe aún la ley de 1972, un campesino que prepara la tierra se encuentra con la gran pieza de 180 x 150 cm. ya desacralizada y enterrada en Chalcatzingo, (el sitio arqueológico descubierto en 1932), se la lleva a su casa y la vende a traficantes que la fragmentan en pedazos para transportarla. No se supo de ella hasta 1968 cuando el Monstruo de la Tierra aparece en la publicación American Antiquity y en 1970, como parte de la exposición Before Cortés en el Museo Metropolitano de Nueva York. Grove descubre que la pieza exhibida es la que falta en el lugar que tanto ha explorado, por la similitud con otros monumentos olmecas del sitio que resultan clave para interpretar escenas ceremoniales y elementos de la cosmogonía ancestral. La gran piedra es portada de su libro Ancient Chalcatzingo (1987).

El Monumento 9 había sido prestado al MET por el Munson-Williams- Proctor Institute en Utica, NY, a donde regresa en 1992. Luego se pierde de vista. En 2005 Córdova y Meza comienzan su búsqueda y en 2008 aparece en manos de un coleccionista privado en Nevada.

Es hasta abril de 2022 que, a insistencia del arqueólogo, la SRE retoma el caso junto con el jurídico del INAH, investigadores y agentes de NY y se logra un expediente robusto para argumentar a favor de la repatriación de la pieza. Desconocemos el nombre del coleccionista o su reacción cuando le decomisaron el Monumento 9. Lo que sabemos es que en cuanto volvió la obra, al director del Palacio de Cortés, Rodolfo Candelas, le llamó Diego Prieto, titular el INAH, para avisarle que en cuatro días llegaría el Monstruo de la Tierra a ese recinto. Aquí se exhibirá hasta 2024, cuando vuelva a Chalcatzingo, donde ya se rehabilita el Museo de Sitio para recibirlo.

Monstruo de Tierra. Foto: Adriana Malvido
Monstruo de Tierra. Foto: Adriana Malvido
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