En la madrugada del 15 de octubre, Gloria Muñoz Ramírez subió a sus redes lo siguiente: “El poder requiere cuerpos tristes. El poder necesita tristeza porque puede dominarla. La alegría, por lo tanto, es resistencia, porque no se rinde. La alegría como potencia de vida, nos lleva a lugares donde la tristeza nunca nos llevaría: Gilles Deleuze”. Quizá porque la cita refleja el espíritu con el que la periodista y su equipo enfrentan cada día el itinerario de realidades que este país nos pone enfrente, para ejercer lo que Hermann Bellinghausen bautiza, con razón, como “el nuevo periodismo mexicano”.
Desinformémonos celebró el viernes pasado XV años desde que le dieron el primer clic a su página digital. Más que un portal informativo sin fines de lucro y de alcance global, es un proyecto periodístico que utiliza lo mejor de las herramientas tecnológicas al alcance, para acompañar luchas y movimientos sociales y contar historias para y desde los pueblos. Y lo hace con comunicadoras, fotógrafas, camarógrafos y plumas de altos vuelos. Empezaron con una mano por delante y otra atrás, y han logrado sostenerse gracias a la calidad de su labor y la audacia para lograr apoyos. El mundo es otro desde que iniciaron en 2009, pero igual que entonces, en palabras de Gloria, “nos sigue indignando lo mismo: el despojo, el saqueo, la represión, la violencia contra los migrantes, el asesinato de periodistas y defensores de la tierra, el feminicidio, las desapariciones, el desplazamiento y tantos agravios más. Y nos sigue dando horizonte lo mismo: la resistencia y la construcción de un mundo mejor.”
Reservas de esperanza que nos quedan en este país, las vimos reunidas el viernes pasado. En el escenario del anfiteatro Bolívar de San Ildefonso, con la presencia y la voz de 15 mujeres que, bajo el mural La creación, ofrecieron testimonio de sus luchas y de la complicidad con Desinformémonos. Y en la exposición fotográfica abierta en el Patio de los Pasantes.
Escuchamos a la activista Aracely Osorio, madre de Lesvy, víctima de feminicidio en Ciudad de México. A Heizel de la Cruz, de la Asamblea de Defensores del Territorio Maya que levanta la voz “(…) para recordarle a nuestros hijos que estamos luchando”. A Teresa Castellanos, de la comunidad nahua en Huexca, contra el Proyecto Integral Morelos, que exige justicia por la muerte de Samir Flores. A la hondureña Ana Enamorado, de la Red Nacional de Familias Migrantes, y madre de Óscar, que desapareció en su camino hacia el Norte. A Maya, de la comunidad cholulteca defensora del agua que logró el cierre de Bonafont en Puebla. A Patricia Espinosa, hermana de Rubén, periodista asesinado. A Juana Ramírez, de Oaxaca, contra el Tren Interoceánico. A Cristina Bautista, madre de Benjamín, del Comité de Madres y Padres de Ayotzinapa. A la defensora de la Glorieta de las Mujeres que luchan, Aracelia Guerrero. A Doña Fili y su defensa del agua… Y más.
Gobierne quien gobierne, la voz libre de estas 15 mujeres se oye fuerte contra el capitalismo depredador, pero también contra los engaños de la 4T y en apoyo al EZLN en Chiapas. Exigen justicia por el asesinato del padre Marcelo Pérez y por Sandra Domínguez, abogada mixe desaparecida.
Todas viajaron desde sus tierras para celebrar a Desinformémonos y levantar la voz en defensa de la vida, de sus tierras, ríos, montañas, sus lenguas, sus hijos e hijas. Para decirnos que hay otras maneras de hacer un periodismo que narra realidades, pero también sueños. Que visibiliza las luchas, pero también las conecta. Y hace posible un abrazo colectivo como el que se dieron al final del encuentro.