Margarita de Orellana y Alberto Ruy Sánchez llevan 35 años al frente de Artes de México. Mucho más que una bella revista, se trata de un proyecto único y vital, una apuesta por la diversidad cultural de este país y una expedición profunda al universo de sus expresiones para entender quiénes somos y de dónde venimos. Pero, sobre todo, apuesta por una dimensión estética de la vida. Que eso se reconozca y se premie, es una señal luminosa de que aún sabemos poner la mirada ahí donde tiene sentido.
Y es que el 27 de noviembre esta mancuerna recibirá el Homenaje al Mérito Editorial que otorga la FIL de Guadalajara. Y apenas hace unos días, De Orellana recibió, por su gran trayectoria, el prestigioso Premio Juan Pablos 2023 que otorga la Cámara Nacional de la Industria Editorial.
La historiadora y el narrador y poeta comparten la vida desde 1973. Estudiaron juntos, se escaparon a París donde, becados, se formaron profesionalmente con los mejores profesores posibles y en las calles agitadas de ideas revolucionarias de la época. Por la mañana podían escuchar una conferencia de Susan Sontag y una de Simone de Beavoir por la tarde. Tomar clase con Milan Kundera y café con Kostas Papaiannou. Se comían el mundo. Al regresar a México, ocho años después, una llamada telefónica marcaría la vida de esta pareja.
Era Enrique Strauss, entonces director de Canal 22. Buscaba a Alberto, quien había salido de Vuelta y estaba por asumir la dirección de Time Life en México. Ella “que es la que siempre toma las decisiones” según su compañero, contestó el teléfono. Que si al escritor le interesaría ser director de una nueva etapa de la mítica revista Artes de México. Ella, recién doctorada en historia de las culturas, dijo que sí por su pareja. Justo en esa publicación había descubierto en sus años escolares la enorme riqueza cultural de México. Impulsar la nueva etapa era una oportunidad de reconciliarse con este país y contarlo. El proyecto, me platicaron un día, le dio sentido a sus vidas y optaron por obedecer la lógica de Fernando Benítez: “Toda la carne al asador, que cada número sea mejor”.
“Ambos viajamos por todo el país pensando el mundo en páginas”, dijo Margarita en su discurso al recibir el Juan Pablos. Artes de México, sostiene Alberto, “es nuestra vida. Si el proyecto le da sentido a tu vida nunca lo separas, siempre estás trabajando…cuando vas al cine y miras algo que tiene que ver con un tema para la revista, o cuando acudes a un concierto que se convierte en proyecto de investigación”. Así, desde 1988, han publicado 136 ejemplares de colección, donde el asombro, la curiosidad, el respeto y la pasión por el arte popular mexicano han detonado seminarios, exposiciones en México y el extranjero, obras de arte contemporáneo y un espacio para la excelencia y el rigor inspirados en la ética de Ruth Lechuga en el trato con las comunidades. Tienen más de 350 libros publicados hasta hoy y nueve colecciones como Luz Portátil, donde fotografía y poesía van de la mano.
Del discurso de Margarita: “Cada libro es una expedición de la que regresamos transformados (…) Editar es darse el tiempo de transformarse (…) Un catálogo editorial es una constelación de interrogantes (…) Detenerse seriamente en el chile, el maíz, el cacao, el nopal, el maguey…es abrir una compuerta a lo más hondo de la piel de México.”
Detrás del placer de admirar y comprender al México creativo y del titánico esfuerzo de permanencia, el equipo que hace Artes de México sostiene un compromiso: defender la dimensión estética de la vida.