Como quien se dedica al estudio de las civilizaciones del pasado en lo que fuera la Biblioteca de Alejandría, o los epigrafistas que se abocan al desciframiento de la escritura maya, algún arqueólogo del futuro investigará cómo vivió la humanidad el 2020, año de la pandemia. Y qué se hizo para salvaguardar la cultura.

Seguramente indagará qué tipo de reflexión se dio durante la gran pausa. Y encontrará que el confinamiento de las sociedades para evitar el contagio de Covid-19 convirtió a los dispositivos digitales en aliados para el trabajo, el estudio, la sociabilización. Que el uso de plataformas antes desconocidas como el Zoom irrumpieron como vehículo para el encuentro, para el intercambio de ideas, de expresiones culturales y artísticas y una democratización en el acceso y publicación de contenidos inédita antes de la pandemia. Los webinars, las video conferencias, los conciertos en línea, las visitas guiadas a museos y las películas y series vía streaming amplificaron los alcances de las tecnologías digitales. Para bien y para mal.

Un documento clave en la investigación será Para salir de la terapia intensiva. Estrategias para el sector cultural hacia el futuro, estudio realizado por la Cátedra Internacional Inés Amor en Gestión Cultural, de la coordinación de Difusión Cultural de la UNAM. En la misma línea, la serie de foros titulada El sector cultural tras la pandemia: reflexiones críticas convirtió a la máxima casa de estudios en faro luminoso durante la incertidumbre.

Leer, editar y publicar ¿cómo será en el futuro?, nos preguntamos en uno de los foros donde participé. Entre las conclusiones destacamos que uno de los mayores retos en el mundo de la lectura será la salvaguarda de la bibliodiversidad y de aquello que nos humaniza: la expresión mediante la palabra, desde la oralidad hasta el meme. Además de otros asuntos críticos como el equilibrio entre los derechos de autor y la libre circulación de contenidos en los entornos digitales.

Acerca de la crisis de la industria: se habla de una reducción del 30% por debajo de la producción editorial de 2019, una caída del 85% en las ventas, un incremento importante en la piratería, un esfuerzo titánico de las casas editoras independientes de los grandes consorcios multinacionales por sobrevivir; de la agonía de las 400 librerías que hay en todo el país (75% están en la Ciudad de México) y las que tuvieron que cerrar. Con sorpresa, el investigador del futuro verá que, en México, lejos de apoyar al sector el Estado se negó a saldar la deuda de sus librerías Educal con las editoriales y suspendió la Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil en su 40 aniversario. Las librerías enfrentan, a su vez, nuevos problemas como el que implica, por un lado, la decisión de grandes grupos editoriales de hacer sus ventas directas al consumidor y, por el otro, el de enfrentar a ese gigante de la distribución “cultural” que es Amazon.

Entre la pandemia, la crisis económica y el tránsito al entorno digital, ¿cómo salvar la bibliodiversidad?, ¿quiénes ofrecen opciones? Les cuento pronto.

adriana.neneka@gmail.com

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