Lo que se vivió el pasado 5 de noviembre en la Suprema Corte de Justicia de la Nación se suma a los muchos días negros que México ha tenido en los últimos seis años, en los que hemos padecido una constante destrucción al Estado de Derecho, a las instituciones y a la vida democrática que tanto costó a generaciones anteriores. El régimen recurre a todo tipo de presiones y argucias para mantener el control e imponer su voluntad.
Y sí, no cabe duda que en todas partes hay un “Yunes". El ministro Alberto Pérez Dayán, con el sentido de su voto, traicionó a la Constitución y echó a la basura la posibilidad de garantizar el equilibrio y la división de poderes; entregó la autonomía e independencia del Poder Judicial a Morena.
La SCJN no se escapó a las deslealtades con las que muchos funcionarios y políticos, sin decencia pública y por amenazas, se someten, sin el menor recato ni vergüenza, a la tiranía del régimen y dejan de representar el interés superior de nuestra Patria. ¡Qué peligrosas son sus vulnerabilidades, porque de esta manera terminan entregando la República!
Pero la historia juzgará sus actos y sus decisiones. Bien aplica a cada uno lo que la ministra presidenta Norma Piña dijo con respecto a lo sucedido: "...[en] cada una de las posiciones que mis compañeras ministras y mis compañeros ministros adopten, estará presente el juramento que cada uno pronunció cuando inició su mandato: guardar y hacer guardar la Constitución de la República". Sólo falta saber si su conciencia se los reclamará.
Esto nos da pie para reflexionar sobre el tipo de instituciones y de país que queremos. Debemos luchar para cambiar este panorama. Son muchas ya las alertas que se prenden -que cada vez son más y llegan por diversos frentes- y ello debe llevarnos a corregir el rumbo para no cometer los mismos errores.
México está en un momento muy peligroso y no hay una oposición real que la defienda. Acción Nacional tiene un reto mayúsculo ante el autoritarismo: enfrentar al régimen sin tibiezas, buscando el bien de México, con perfiles honestos, que no le guiñen al oficialismo destructivo.
Nos tocan nuevas batallas que afrontar. De ahí la importancia de la elección interna del PAN el próximo 10 de noviembre, que no solo se trata de quién va a dirigirlo, sino que tiene que ver con el modelo de partido de cara a los desafíos nacionales e internacionales.
Tenemos que reconstruir a México, tarea difícil pero necesaria y urgente. Y hacerlo implica reconstruirnos como partido, desde las entidades federativas, desde los municipios, para recuperar la confianza ciudadana —formar a los ciudadanos para que hagan una vida pública con decencia, honestidad, transparencia y responsabilidad ética en la búsqueda del bien común para inhibir el dolor evitable— y así reorganizarnos. No hay que hacernos bola. Hay que ir juntos, militancia, dirigencias (nacional, estatales y municipales) y las y los ciudadanos, para regresarle la grandeza a nuestro instituto político.
La dirigencia que quiero encabezar está decidida a recobrar nuestra decencia pública partidista. Representamos la oportunidad de transformar para siempre al Partido Acción Nacional, para que la democracia llegue a todos los comités municipales, para acabar con la simulación y recuperar la credibilidad, para hacer política en las calles y pasar a la acción.
Muchos son los militantes que quieren regresar valores y principios a la dirigencia nacional. Hay que recuperar la estatura moral que nos hizo distintos y distinguibles durante décadas.
Confío en que la militancia libre, responsable y consciente, elegirá a su representante nacional en absoluta libertad, con plena conciencia del impacto que tendrá su voto en la vida interna de nuestro partido y con la total claridad sobre el objetivo que debe guiar nuestro actuar: construir una oposición sólida y fuerte, que abandere las causas de la sociedad civil y enfrente al régimen con argumentos, decisión y acciones concretas.
Todos y cada uno de los militantes tenemos en nuestras manos la responsabilidad de cambiar las cosas en Acción Nacional. ¡A votar el próximo domingo con conciencia para dar al partido lo que realmente necesita! Los auténticos militantes corregimos el camino para no padecer las consecuencias de otro Yunes.
Es por el futuro democrático del PAN. Somos poco más de 300 mil militantes y tenemos la obligación ética de dar respuesta a los millones de electores que apostaron por Acción Nacional el pasado 02 de junio y hoy se sienten engañados, lastimados e, inclusive, utilizados. El PAN requiere un cambio, una reconstrucción. Todas y todos los militantes estamos llamados a votar. ¡No falten a esta cita!
Política y activista @AdrianaDavilaF