Desde uno de los pasillos de Palacio Nacional, el sábado pasado el Presidente decidió compartirnos su "Decálogo para salir del coronavirus y enfrentar la nueva realidad", consejos para cambiar actitudes colectivas, con una visión sesgada del acontecer nacional y lo más preocupante, carente de ideas concretas para establecer políticas públicas que contribuyan al cuidado de la dinámica social.

"Luego de largos, dolorosos e inciertos días por la pandemia..." a los que el mismo mandatario nos llevó por su insensibilidad, su falta de compromiso e irresponsabilidad, muchas y muchos han padecido, de una u otra forma, las consecuencias de sus omisiones, sin medicamentos ni equipo médico suficiente y de calidad para personal hospitalario ni para los mismos pacientes; ni programas de rescate económico para las micro, pequeñas y medianas empresas; porque aminoró el maltrato y la violencia intrafamiliar; por su inacción ante el incremento de homicidios, feminicidios, robos, secuestros.

Mantenerse informados de las disposiciones sanitarias y "escuchar por las tardes, por la noche, las conferencias, los informes del doctor Hugo López...", es algo que no ha hecho ni el propio Presidente, pues en el pico de la pandemia reinició sus giras desde hace dos semanas, en un país con semáforo rojo. A su vez, promover la prevención. ¿Qué se entenderá exactamente con este supuesto si el Ejecutivo pone el ejemplo y sale de gira, cuando el número de contagios y defunciones se incrementa de manera alarmante cada día?

¿Recomienda "vivir en calma, sin angustias, sin eso que se conoce como estrés... sin ansiedad", cuando el gobierno ya se deslindó de las medidas necesarias para evitar el riesgo de contagio del Covid-19, y deja que la población "siga su propio criterio", pierda el miedo y salga a las calles?

Alejarnos del consumismo. Me parece que después de sus recorridos debería tener claro que apenas y alcanza para vivir al día. Tal parece que no tiene idea de lo que es trabajar para inhibir el dolor evitable, puesto que su prioridad es el reparto de dinero público, aunque comprometa la calidad de los bienes y servicios públicos.

Dice que hay que "defender el derecho a disfrutar del aire puro, de la flora, de la fauna, de la naturaleza". ¿Es la licitación del Tren Maya, en la que ganó la propuesta de diésel, la referencia al aire puro? No hay duda de que su "amor" a la naturaleza es de esos que matan, por eso dio el banderazo la semana pasada para iniciar un ecocidio en el sureste mexicano.

Rechazar el egoísmo e individualismo. Vaya sugerencia, cuando él es la encarnación propia del egocentrismo que ha hecho de su persona la representación de la verdad absoluta. Nos preguntamos si llegará el momento en que entienda que ostenta la investidura presidencial, porque en ningún momento se le concedió el título de "alteza real".

Particular resulta su llamado a que "nada produce más dicha que la práctica de la fraternidad", puesto que no ha dejado de dividir y desalentar a las y los mexicanos; descalificar a sus adversarios y señalar como enemigo a toda persona que se atreva a manifestar opinión contraria a su pensamiento, sean periodistas, medios de comunicación, académicos, especialistas, empresarios, partidos de oposición, organizaciones de la sociedad civil.

Todo lo opuesto a su adoctrinamiento se ha ganado el título de "politiquería". Muy pronto olvidó todos los años que fue un "politiquero" que no respetó a ningún presidente. Y ahora, como titular del Poder Ejecutivo, lastima la investidura con su "politiquería transformadora".

Sin duda alguna, necesitamos mucho más que un escrito de un pozo de los deseos, de un pastor de culto o un coach motivacional. Las y los mexicanos exigimos seriedad y compromiso de quien tiene la alta responsabilidad de hacer políticas públicas eficientes, en tiempos ordinarios y en tiempos de crisis.

Diputada federal

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