Apenas iniciadas las actividades de la recién instalada LXVI Legislatura y vemos con tristeza e impotencia que la historia parlamentaria se repite, con la cerrazón y sinrazón que caracteriza a los cuatroteístas, tal y como ha sucedido desde que comenzó su movimiento y se recrudeció en los últimos seis años: acatan órdenes del supremo en turno -pronto llegará la nueva titular del Ejecutivo que con toda seguridad seguirá los pasos de su antecesor-, no entienden argumentos, no son capaces de explicar el alcance de lo que implica la reforma judicial que votaron, pero eso sí, levantan su "dedito" para demostrar lealtad ciega a la transformadora destrucción de las instituciones. Ese es su único propósito: imponer "su verdad", esa que deriva de sus propios datos.

Además, en distintos espacios, los voceros del régimen tienen la desfachatez de caer, una y otra vez, en lugares comunes que demuestran su incapacidad de dar respuesta, en tribuna y en otros foros de opinión, sobre cuestiones trascendentales que trae consigo la aprobación de esta reforma.

Lo que más indigna es que ni siquiera muestran un mínimo de interés por explicar y disipar las dudas razonables que especialistas y expertos jurídicos, además de trabajadores del propio Poder Judicial, estudiantes de Derecho y un porcentaje importante de la sociedad civil, tienen en este momento con respecto al dictamen que en unos días aprobará el Senado de la República.

La pregunta que todas y todos los mexicanos nos tenemos que hacer es por qué ha causado tanta controversia y confrontación esta reforma, si lo que la sociedad quiere es que sus derechos estén garantizados, contar con mejores bienes y servicios públicos, y tener la certeza de un sistema expedito, eficaz y eficiente de impartición de justicia.

¿Esta reforma va a resolver los graves problemas de impartición de justicia que tiene el país? El someter a voto popular el nombramiento de jueces, magistrados y ministros, ¿en verdad fortalece al poder judicial?

¿Se garantiza de esta manera acabar con la corrupción, combatir la impunidad y castigar a los delincuentes? ¿Por qué si hay y son tan evidentes las corruptelas que han denunciado los morenistas al interior del Poder Judicial, no hay carpetas de investigación abiertas?

¿Va a terminar la inseguridad? Las madres quieren que sus hijas no corran peligro en las calles; los jóvenes aspiran a tener trabajos, bien remunerados, para desarrollar sus capacidades y no ser víctimas de los delincuentes (dicho sea de paso, es lamentable para cientos de padres de familia que sus hijos sean reclutados, ante la falta de oportunidades, por el crimen organizado; la revista Science publicó un artículo en el que, según estudios internacionales, en el 2023, el crimen organizado en México es el quinto mayor empleador de personas).

¿Qué elementos se tienen para validar la "verdadera y auténtica" independencia y autonomía del Poder Judicial que proponen, si los congresos nacional y locales tienen mayoría cuatroteísta? ¿Dónde queda la representatividad? ¿Asegura que las minorías sean escuchadas? ¿Esta reforma va a garantizar más y mejor gobernabilidad?

Los titulares de los distintos órdenes de gobierno que han sido vinculados con el narcotráfico, ¿serán investigados con este modelo? ¿Habrá quienes se atrevan a investigar las acusaciones contra los hijos del presidente o los sobres del hermano Pío o seguirá solapándose la justicia selectiva, justicia de contentillo?

¿Por qué si la reforma es tan buena, hay preocupación por nuestros socios comerciales (Estados Unidos y Canadá)? ¿Por qué la debilidad en el tipo de cambio?

En suma, ¿esta reforma resuelve los graves problemas de justicia en México? Me parece que no. Ahí está el sustento jurídico y técnico expuesto en el parlamento abierto y por especialistas que se han pronunciado al respecto.

A los cuatroteístas no les interesa la representación popular, ellos representan a sus causas y a sus intereses. Tan es así que la mayoría de los ministros que decidió suspender actividades por el paro de los trabajadores del Poder Judicial ha sido amenazada por las tres ministras representantes, voceras, porristas de la 4t, quienes ya les advirtieron que, por sus actos, pueden ser sujetos de juicio político. ¡Quién diría que las que antes participaron en manifestaciones sociales ahora se pronuncian contra los propios trabajadores que defienden sus derechos ganados en tantos años de servicio y de carrera!

Ante esta realidad, Acción Nacional tiene que ser congruente con su razón de ser. Debe tener una postura definida, enérgica y sólida, como la principal fuerza de oposición que es. Carlos Castillo Peraza decía: "...la política no es un asunto de reflectores, sino de reflexión".

Los panistas, no podemos permitir guiños al oficialismo con la falsa esperanza de un diálogo que no están dispuestos a dar, porque lo único que quieren del partido es que éste siga siendo el pretexto de su narrativa, señalándonos como los eternos "conservadores" y ellos perpetuándose como "salvadores" de la Patria, aunque en el fondo estén decididos, y dedicados, a la demolición de la República.

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