Como en otros países, en México vivimos una situación insólita provocada por la emergencia sanitaria que trajo el Covid-19 . Además, estamos ante un escenario de crisis económica mundial, evidente ya por las pérdidas en los mercados de capitales, la caída del precio del petróleo (lo que es grave para países productores como el nuestro) y la contracción de la demanda de bienes y servicios ¿qué hacer ante este escenario?
Un buen punto de partida es reconocer las medidas que en el pasado funcionaron y aquellas que profundizaron las crisis. A nivel mundial, la última experiencia de contracción económica ocurrió entre los años 2007 y 2010. En ese entonces varios países europeos quisieron lograr la estabilidad de sus finanzas públicas para obtener apoyos financieros de organismos internacionales y así resolver sus problemas de liquidez, pero en su lugar, profundizaron la crisis al tomar medidas que la agravaron tales como el aumento de tasas de interés, despidos de personal, recorte de salarios, disminución del gasto público y aumento de impuestos. En México, una experiencia positiva fue el Pacto para la Estabilidad y el Crecimiento Económico (PECE) de 1990, en el que se crearon medidas para impulsar a la economía con la participación de todos los sectores.
Por antecedentes como éstos, hoy sabemos que no bastan acciones aisladas, requerimos urgentemente una estrategia conjunta y el apoyo solidario de todos los sectores de la sociedad. Podemos hacer:
1. Gobiernos locales y federal:
Garantizar el ejercicio del gasto público en los servicios de salud, en seguridad y en áreas prioritarias de la administración pública; crear un sistema de estímulos fiscales para los contribuyentes consistente en la recalendarización de los procesos de pago y presentación de las declaraciones fiscales, otorgar subsidios para quienes paguen sus contribuciones en las fechas ya definidas; evitar el incremento de impuestos y la creación de nuevos gravámenes o derechos; evitar el despido de personal y la reducción o compactación de nuevas plazas.
2. Banco central:
Continuar el esquema de política monetaria expansiva vía la reducción de la tasa de interés; mantener la intervención en el mercado cambiario para evitar devaluaciones abruptas de nuestra moneda frente al dólar estadounidense.
3. Sector financiero:
Crear un esquema aplicable a los diferentes tipos de crédito (hipotecario, automotriz, tarjetas bancarias o departamentales o de autoservicio, entre otras) en los casos en los que los deudores lo soliciten para postergar el pago de 1 o 2 mensualidades (similarmente al esquema de créditos que cuentan con seguro de desempleo); evitar temporalmente los cargos de morosidad y el incremento de las tasas de interés activas.
4. Empresarios:
Garantizar la permanencia en el empleo de los trabajadores, aun cuando sea necesario la reducción temporal de las jornadas laborales; mantener estables las remuneraciones de los trabajadores; contribuir a sostener el abasto de los bienes de primera necesidad; evitar el aumento de precios; evitar el acaparamiento de bienes o prácticas comerciales desleales.
5. Hogares
: Consumir responsable evitando compras de pánico; adquirir bienes locales para apoyar a los productores nacionales; mantener un mínimo de ahorro precautorio; y utilizar prudentemente el crédito financiero.
Finalmente, todas y todos debemos reconocer a quienes día a día con su trabajo constante hacen que el país continúe en marcha: profesionales de la salud, de limpieza, comunicadores, comerciantes y productores de alimentos, entre otros. Ante situaciones inéditas, acciones inéditas.
Profesora – investigadora en la Universidad Autónoma Metropolitana. Correo: arnava@correo.xoc.uam.mx