En los últimos días del proceso de modernización del acuerdo comercial entre Estados Unidos, México y Canadá, tres temas marcaron la reticencia mostrada por Canadá: el sector automotriz, los mecanismos de resolución de controversias y los productos lácteos. Es importante situar en contexto el dilema de Canadá respecto al nuevo acuerdo. El 76% de sus exportaciones se dirige a Estados Unidos, su segundo cliente es China, a donde dirige el 4.3%, y a México se destina el 1.4%; de sus importaciones, el 51% proviene de Estados Unidos, el 12.5% de China, y el 6% de México. Las principales exportaciones de Canadá son: aceite de petróleo e hidrocarburos, automóviles y otros vehículos, partes y componentes vehiculares, madera y aluminio; e importa: automóviles, vehículos para transporte de mercancías, partes y componentes, aparatos de comunicación, maquinaria, medicamentos y algunos minerales.

Si bien, entre 1995 y 2015, la balanza comercial de Canadá con el resto del mundo fue positiva, desde 2015, mantiene déficit comercial, lo que se atribuye a la contracción de los precios de hidrocarburos. Respecto a la balanza comercial con Estados Unidos, Canadá siempre ha mantenido un saldo positivo, aunque decreciente; así, por ejemplo, mientras que en el año 2008, su superávit comercial anual fue de más de $78,341 millones de dólares, en el año 2017, el superávit fue sólo de $15,054 millones de dólares.

Así entonces, si se observa que Estados Unidos es el principal socio comercial de Canadá, y con éste siempre ha mantenido una balanza comercial superavitaria, se aminoran los tres temas de duda. Empero, el sector automotriz es particular, porque los tres países forman un bloque de alta exportación. A nivel mundial, son principales exportadores: Alemania 22% del total, Japón 14%, Estados Unidos 7.5%, Canadá 6.9%, Reino Unido 6% y México 4.8%; en contraparte, Estados Unidos es el principal importador global, con el 24% del total, mientras que Canadá y México importan el 3.7% y el 1.4%. La protección exigida por Estados Unidos, que también beneficiará a Canadá, se centra en que al menos el 40% de los componentes de automóviles provengan de fábricas con salarios de al menos $16 dólares por hora; un segundo elemento, de beneficio sólo para Estados Unidos es la cláusula de imposición de aranceles cuando las importaciones de vehículos superen las 2,600,000 unidades anuales, sobre todos los camiones ligeros, y sobre las autopartes cuando éstas superen en valor los 34,200 millones de dólares al año.

En el tema de los productos lácteos, a pesar de los fuertes aranceles impuestos por Canadá en los últimos años, de más del 200%, en la intención de proteger a su industria, el país mantiene un desbalance con Estados Unidos, del que importa más del 90% de leche, el 89% de leche concentrada, el 85% de suero de leche y el 27% de queso; mientras que las exportaciones son respectivamente del 69%, 1.5%, 41% y 62%. De acuerdo con estimaciones preliminares de los productores de lácteos de Quebec, con el reciente acuerdo, se cederá a los Estados Unidos más del 3.5% del mercado nacional y los productores enfrentarán reducciones en sus ingresos de más del 10% anual.

En cuanto a los mecanismos de solución de controversias, éstos se mantienen para Canadá, país al que han resultado relevantes en años anteriores, sobre todo en el caso de la industria maderera que ha sido afectada por impuestos compensatorios y derechos antidumping. Con el nuevo acuerdo comercial, habrá que revisar minuciosamente qué impactos se generarán en los distintos sectores productivos.

Profesora-investigadora de la UAM-Xochimilco

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