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El uso responsable de los datos personales en Internet

El uso responsable de los datos personales en Internet
17/08/2017 |23:00
Redacción El Universal
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El uso de Internet y redes sociales se ha convertido en parte de la rutina diaria de la mayor parte de la población mexicana. El Instituto Nacional de Estadística y Geografía señala que el 59.5% de la población de 6 años y más es usuaria de Internet (INEGI, 2017), mientras que la Asociación de Internet.mx eleva la cantidad de internautas a 70 millones, es decir, el 63% de los mexicanos quienes nos mantenemos conectados en promedio, 8 horas al día, aunque cabe resaltar que el 52% de los usuarios se mantienen conectados durante las 24 horas (Asociación de Internet.mx, 2017).

Los datos anteriores dan cuenta de la penetración que ha tenido Internet en México a pesar de los problemas de conectividad a la que se enfrentan sus usuarios. Por ejemplo, los países que cuentan con una mayor velocidad de navegación para dispositivos móviles como smartphones y tablets, entre los que destacan Noruega, los Países Bajos o Hungría, superan los 45 Megabytes de descarga por segundo (mbps), mientras que en nuestro país, la velocidad promedio es de 20.33 mbps, lo cual lo coloca en el sitio 51 del conteo realizado por Speedtest en su Índice Global de 2017 (Speedtest, 2017).

El aumento de personas que poseen smartphones y otros dispositivos móviles, así como la proliferación y popularidad de las redes sociales, han sido algunos de los factores que han contribuido al incremento del tiempo que los mexicanos dedicamos al uso de Internet. Lo anterior se menciona considerando que el 91% de la población mexicana tiene un teléfono inteligente con acceso a Internet, mientras que solamente el 1% de los internautas no se encuentra inscrito a ninguna red social. Esto significa que 63 millones de mexicanos cuenta con al menos un perfil en alguna de las diversas redes sociales -en promedio, cada usuario de Internet se ha inscrito en 5-, las cuales utiliza 3 horas al día (Asociación de Internet.mx, 2017).

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Facebook y WhatsApp son las redes sociales más populares entre los internautas, considerando que el 95% y 93% cuentan con un perfil en ellas, respectivamente. En tanto, YouTube, Instagram y LinkedIn ya superan el 50% de perfiles entre los usuarios mexicanos (Asociación de Internet.mx, 2017); es decir, cada vez más personas se encuentran conectadas, compartiendo información, lo cual también ha sido motivo de preocupación pues la inscripción en redes sociales implica el uso de datos personales –e inclusive, de datos sensibles-, actividad que suele ser tomada a la ligera en especial por los jóvenes, quienes son el grupo etario con mayor cantidad de cibernautas, considerando que el 68.5% de los usuarios de Internet tienen menos de 35 años (INEGI, 2017).

Aunque se suele asociar el peligro en el uso de Internet con las actividades financieras, como las operaciones bancarias en línea o la compra-venta de bienes y servicios, debido al potencial de fraude, robo de identidad o al uso indebido de datos personales, en los últimos años se ha experimentado un incremento en el uso de redes sociales para delitos como la extorsión y la trata de personas, los cuales afectan en mayor medida a jóvenes, quienes establecen menores medidas de seguridad al compartir información personal en sus perfiles.

De acuerdo a la Fiscalía Especial para los Delitos de Violencia contra las Mujeres y Trata de Personas de la Procuraduría General de la República (PGR), las redes sociales son el mecanismo preferido para reclutar víctimas a quienes se engaña con la ilusión de una relación, una falsa oferta de trabajo o la promesa de convertirlas en modelos famosas, siendo un medio muy utilizado por tratantes y extorsionadores (PGR, 2014); de tal forma, de las 274 víctimas de trata atendidas en la CDMX desde 2012, 87 de ellas (31.7%) eran menores de 18 años y todas fueron ubicadas en redes sociales (PGR, 2014).

Por otra parte, la Secretaría de Seguridad Pública de la Ciudad de México, a través de la Policía de Ciberdelincuencia Preventiva (PCP), ha informado de extorsiones que se realizan sobre todo por medio de Facebook, donde los extorsionadores crean perfiles falsos de hombres o mujeres y envían a la posible víctima una solicitud de amistad (SSPCDMX, 2016), aunque también se utilizan otras modalidades, como el secuestro virtual y el sexting, siendo esta última una actividad recurrente entre los jóvenes que suelen enviarse entre sí fotografías y videos en actitud provocativa, con desnudos o teniendo relaciones sexuales, material que puede ser utilizado para chantajearlos y/o extorsionarlos. De acuerdo al Consejo Ciudadano de Seguridad Pública y Procuración de Justicia de la Ciudad de México, se registraron 314 casos de extorsión a través de Facebook y 488 a través de WhatsApp (Consejo Ciudadano D.F., 2017).

Un diagnóstico elaborado en 2016 en relación a los hábitos, tendencias y características de los jóvenes en el uso del Internet y redes sociales en planteles del Colegio Nacional de Educación Profesional Técnica (CONALEP) de la Ciudad de México (, puso de manifiesto conductas de riesgo en materia de protección de datos personales con énfasis en su uso en redes sociales. En primera instancia, dicho estudio coincidió en la red social más utilizada (Facebook, con el 94.7% de usuarios entre los jóvenes), y profundizó en algunos de los hábitos de los jóvenes al utilizarlas; por ejemplo, el 10.1% de los jóvenes no reflexiona si su seguridad está en riesgo antes de compartir información, en tanto que 16.1% no considera riesgoso compartir información personal en Internet. De hecho, 38.4% del total cree que las personas que estiman peligroso compartir información en Internet están exagerando (CIS – INAI, 2016).

La expresión más peligrosa de los hábitos de los jóvenes en el uso de redes sociales se refleja en el porcentaje que mencionó ponerse en contacto con personas desconocidas a través de Internet y redes sociales: 44.2%, mientras que el 31.2% siempre acepta solicitudes de amistad de personas desconocidas. Además, la cantidad de usuarios que publican diferente contenido e información personal es preocupante; el 68.2% comparte sus gustos personales (información que, si involucra cuestiones políticas, religiosas o preferencias sexuales, se considera dentro del rango de datos sensibles de acuerdo a la Ley Federal de Protección de Datos Personales en Posesión de Particulares); 20.2% publica los lugares que visita y su ubicación; el 27.5% da a conocer quienes son sus familiares; 71.8% comparte fotos personales, de familiares y amigos (CIS – INAI, 2016).

Si bien las redes sociales posibilitan que los jóvenes compartan dichos contenidos en sus perfiles, en realidad el riesgo radica en el desconocimiento o desinterés que suelen mostrar para conocer y aplicar las diferentes configuraciones de privacidad que se ofrecen a los usuarios, las cuales aminoran la posibilidad de que información personal caiga en manos equivocadas. Muestra de ello es el 15.1% de jóvenes que mencionaron que sus publicaciones pueden ser vistos por cualquiera (incluyendo a usuarios con los que no estén conectados y personas sin un perfil en la red social en cuestión); el 20.4% que nunca ha configurado la privacidad de sus redes sociales; el 42.3% que nunca he leído los términos y condiciones que establecen las redes sociales para inscribirse a ellas; y el 74.4% que, a pesar de lo anterior, considera saber cómo protegerse al usar redes sociales. (CIS – INAI, 2016).

De tal forma, no se trata de crear un estigma negativo acerca de la naturaleza y funcionalidad de las redes sociales, de implementar programas o políticas reactivas de carácter coercitivo, ni de censurar las actividades, intereses y preferencias de los jóvenes, sino de concientizarlos acerca de los riesgos que existen al utilizar sus datos personales en Internet. De fomentar entre ellos la cultura de la prevención y de promover su actuar informado y responsable. Si el Internet y las redes sociales han llegado para quedarse dentro de nuestra vida cotidiana, entonces la labor debe enfocarse en preparar a los jóvenes y las nuevas generaciones para que comprendan su funcionamiento, sus alcances y riesgos, pero también las ilimitadas posibilidades que les ofrece.

Néstor Mauricio Sánchez Hernández

Ciudadanía para la Integración Social A.C. (CIS)

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