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La mujer que enfrentó Presidentes de la República, Rosario Ibarra, en la hora de gloria de recibir la medalla Belisario Domínguez, en sesión solemne del Senado, que reúne a los poderes del Estado, aunque ausente, por medio de su hija Rosario, recibe el galardón, y en el mensaje, Claudia, anuncia la decisión de dejar el reconocimiento en manos de Andrés Manuel López Obrador.
En unos minutos, tres latigazos pegan en la conciencia de los presentes en el salón de sesiones del recinto histórico senatorial: Se expresa la aguda crítica de doña Rosario de denuncia a los largo de 40 años de cámaras de tortura en campos militares, en las bases navales y aéreas; lamenta que hace casi un año no llegó el gobierno justo con los desaparecidos, y en tanto aparecen los hijos y familiares que por miles se buscan, deja en manos del Presidente la custodia del galardón.
La conciencia de los desaparecidos que representa Rosario Ibarra, se escucha de voz de su hija Claudia Piedra Ibarra, mujer delgada, cabello corto, cano, quien marca un momento sin antecedente en 65 años de ceremonias en honor de Belisario Domínguez.
Claudia Piedra Ibarra, en tribuna, se dirige a López Obrador: Querido y respetado amigo, no permitas que la violencia y la perversidad de los gobiernos anteriores siga acechando y actuando desde las tinieblas de la impunidad y la ignominia; no quiero que mi lucha quede inconclusa".
La expresión de López Obrador es de alerta; la presidenta del Senado Mónica Fernández Balboa (Morena), el presidente de la Suprema Corte, Arturo Saldívar Lelo de Larrea; la presidenta de la Cámara de Diputados, Laura Rojas Hernández (PAN), y la secretaria de la Mesa Directiva, la senadora Verónica Delgadillo García escuchan con atención.
Asisten, del gabinete de Seguridad Pública, los secretarios de la Defensa Nacional, Cresencio Sandoval González; de Marina, José Rafael Ojeda Durán, y de Seguridad y Protección Ciudadana, Alfonso Durazo Montaño; el consejero Jurídico del Ejecutivo Federal, Julio Scherer Ibarra. También el coordinador de Morena, en San Lázaro, Mario Delgado Carrillo; el gobernador de Chiapas, Rutilio Escandón Cadenas, quien fue compañero de escaño de Rosario Ibarra, y la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum.
Al escuchar la severidad de Claudia Piedra Ibarra, en el pleno los menos de 70 senadores, de 128, que pasaron lista dejan de escribir en el teléfono celular, otros siguen su transmisión en redes sociales; invitados y otras personas han ocupado los escaños vacíos, como el actor Jesús Ochoa que aprovechó la sesión solemne para gestionar asuntos, hasta con el Presidente, más tarde.
Doña Rosario Ibarra, cuando era senadora, ocupaba un lugar de la izquierda, adelante, entre 2006 y 2012, y entonces también legislaban allí senadores de la actualidad, como el líder de Morena, Ricardo Monreal, con quien compartía las siglas del PT; Manuel Velasco Coello (PVEM), Dante Delgado (Convergencia, que ahora es MC), Gustavo Madero (PAN) y Minerva Hernández (del PRD, ahora del PAN).
Ifigenia Martínez, quien fue primera senadora de oposición (1988-1994), después de que la senadora Verónica Delgadillo (MC) da lectura a la proclama que cuesta la vida de Belisario Domínguez, expone que Rosario Ibarra "es una ciudadana lastimada por la violencia, una madre a la cual le fue arrebatado un hijo, sin siquiera tener la certeza de su destino". Recibe aplausos, cariño, como el beso en la mano que le da la presidenta Mónica Fernández Balboa, y un abrazo presidencial.
La voz de Claudia Piedra Ibarra, en su turno de la galardonada, habla de rabia, indignación e irá en la familia, porque "hoy seguimos igual que hace tantos años, recibiendo escarnio y burla de los funcionarios". Y esto explica que la medalla se deja en la custodia de López Obrador, el jefe del gobierno.
Se libera el dolor que toca a miles, cuando Claudia Piedra Ibarra exclama: "¡Vivos los llevaron, vivos los queremos!", que es el motivo de la vida de Rosario Ibarra.
Rosario Piedra Ibarra lleva al pecho una fotografía de su hermano, Jesús Piedra Ibarra, detenido el 18 de abril de 1975, por Luis de la Barreda Moreno y Miguel Nazar Haro, policías de la Guerra Suciam que atacaban a la Liga Comunista 23 de Septiembre.
Ella ha recibido la medalla de oro, con la efigie del senador Belisario Domínguez, y de listón tricolor, en un estuche abierto que le ofrece la presidenta del Senado, Mónica Fernández Balboa, López Obrador presencia la entrega del galardón, aplaude con gusto. Unos minutos después el Presdente recibe el estuche de manos de Rosario Piedra Ibarra, lo abre y lo deja ver por el pleno.
"Te pido que me lo devuelvas junto con la verdad sobre el paradero de nuestros queridos y añorados hijos y familiares", es la condición de doña Rosario Ibarra, plasmada por sus hijas. "Es una responsabilidad que voy a cumplir", dirá más tarde el Presidente, antes de salir de la casona senatorial.
La sesión solemne en que se entrega la Medalla de Honor Belisario Domínguez, incluye los honores de ordenanza al Presidente de la República, y los honores a la bandera, con banda de guerra y de música de las fuerzas armadas, que también ejecutan el Toque de Silencio, en la guardia de honor al mártir de la libertad de expresión en el Patio Central.
En el primer piso, López Obrador ha develado el nombre de la galardonada y antes de entrar a la oficina de la Jucopo, que preside Ricardo Monreal, el senador Manuel Velasco Coello con un ademán consigue que se saluden el líder de la cuarta transformación y el coordinador del PRI, Miguel Ángel Osorio Chong.
Incluso, cuando López Obrador entraba al salón de sesiones, Monreal Ávila le señala la presencia del senador Carlos Aceves del Olmo. Se acerca a saludar al cetemista, y cruzan unas palabras.
El ritual de cada año, en honor de Belisario Domínguez, tiene los decibeles del Comité Eureka, la organización que fundó Rosario Ibarra, y que con bravura expresan sus consignas. Una de ellas: "Ahora, ahora; se hace indispensable presentación con vida y castigo a los culpables. Ahora, ahora...".
Una de las causas más dolorosas, llamó a gritos a los poderes del Estado.