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Carlos Aguiar Retes, arzobispo primado de México, aseguró que el desarraigo de la familia es una de las principales causas por las que la sociedad vive en la inseguridad, violencia y en el atropello de la dignidad humana.
“La mayor parte, muchos sectores de nuestra población, no han experimentado ser amados y necesitamos restaurar heridas. Recordemos que por eso Dios decidió enviar a María a este país que estaba destrozado, herido, desde sus ideas religiosas y de su concepción de cultura”, dijo.
Al presidir la tradicional Misa de las Rosas, el prelado destacó que en 1531, María se acercó a San Juan Diego porque comenzaba una época de descomposición social, afectando sobre todo a las culturas indígenas de México.
“La prisa de María por acercarse a Juan Diego ocurrió en esa fecha, porque ya empezaban los síntomas más fuertes de la descomposición de las distintas culturas indígenas de nuestro país. Presurosa vino al Tepeyac para decirle a este pueblo: aquí estoy yo, yo soy tu madre, confía”.
El cardenal enfatizó en la necesidad de sentirse amado para no caer en actos de violencia y encontrar la fortaleza para salir adelante. “Lo que sucede en el cariño y en el amor encuentra la fuerza para afrontar y superar adversidades”, dijo.
Desde el altar principal de la Basílica de Guadalupe, pidió a todos los fieles elevar una súplica por quienes gobiernan las naciones “para que cuiden de su pueblo y velen por los derechos de todos”; también oró por los pueblos indígenas y por los pueblos de América.