A Margarita Kalaff y su grupo de acompañantes la guerra en Israel les sorprendió con un estruendo fuertísimo, acompañado de luces en el cielo que parecían rayos, mientras se encontraban vacacionando a 40 kilómetros de Líbano.
“Nos despertaron unas luces en el cielo que parecían como rayos y también parecía y se oía como que estaba lloviendo, pero oímos los sonidos de las alarmas, los estruendos, que nos espantaron. No les puedo explicar lo que se siente, es una cosa espantosa”, dijo en entrevista con EL UNIVERSAL.
A un día de volver a México, los dueños de la casa donde se hospedaba le cancelaron a ella y su grupo su estancia debido al conflicto; se quedaron sin transporte, sin vuelos y entraron en pánico debido a las alertas de guerra.
“Estábamos a punto de irnos a continuar nuestro paseo, íbamos a visitar el Mar Muerto y después regresaríamos a México. Ya no pudimos hacer check-in en ningún lado, entonces nos pusimos a buscar y nos registramos para pedir ayuda”, explicó la capitalina.
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Narró, casi en llanto, que sintió mucho miedo, pues los locatarios y las autoridades de Israel le advirtieron a ella y sus acompañantes que no debían salir, ni intentar transportarse por su cuenta a otros lugares hasta que el gobierno mexicano les enviara alguna indicación, pero lograron alquilar un coche para llegar al aeropuerto.
“Vimos las tanquetas, a gente desesperada mientras corría a todos lados. Oímos disparos, era un ambiente de pánico del que me acuerdo y pienso que fue un sueño. Siento terror al contarlo”, detalló.
Cuando por fin se encontraron bajo resguardo, Margarita Kalaff agradeció a Dios por permitirle llegar con vida al aeropuerto y emprendió su viaje hacia México con un profundo sentimiento de gratitud.
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“Muchas gracias a todas las personas que nos ayudaron. Al Presidente, a los militares. No nos faltó atención, ni ayuda. Siempre vieron por nuestro bienestar y por eso dan ganas de cantar el Himno Nacional, el Cielito Lindo, porque se agradece estar en casa y contar con esa ayuda”.
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