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En el cenit de su carrera como cantante, la medianoche del domingo 29 de noviembre de 1987, el cantante Víctor Yturbe, El Pirulí, fue asesinado a las puertas de su residencia por tres personas, quienes de forma sorpresiva le dispararon a quemarropa.
La noticia, publicada al siguiente día lunes 30 de noviembre en la primera sección de EL UNIVERSAL, difundida igualmente por prácticamente todos los medios de comunicación nacionales e internacionales, conmocionó al país por lo inesperado e impactante del suceso.
El crimen cometido contra el intérprete de Verónica quedó impune y sin aclaración, y fue considerado por la policía como una consecuencia de presuntos nexos con el narcotráfico.
Las versiones oficiales arrojadas por la investigación señalaron que ese día el cantante se encontraba en su residencia en el municipio de Atizapán de Zaragoza, Estado de México, descansando y viendo la televisión y al escuchar que tocaban la puerta se apresuró a abrir. Sabía que su hija Lucy había salido a la calle sin sus llaves.
El intérprete vio a tres individuos, quienes sin emitir palabra alguna le dispararon a quemarropa.
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El Pirulí estaba acompañado por su esposa, quien dormía en su alcoba; su hijo, por su parte, estudiaba en su recámara. Ambos, al escuchar las detonaciones, bajaron apresuradamente a la sala, donde encontraron al cantante desangrándose sobre un sillón.
La policía capitalina supo más tarde que uno de los vecinos llegó a ayudarles para pedir auxilio policiaco y los servicios de emergencia.
Para ese momento, El Pirulí ya había fallecido. De inmediato, la Agencia del Ministerio Público comenzó las averiguaciones.
La Procuraduría de Justicia del Distrito Federal, encargada del caso, determinó que habían sido tres sicarios los que ejecutaron a Yturbe; que le dispararon a una distancia de ocho metros, y que fueron seis balas calibre 9 mm., de tipo expansivas.
La misma procuraduría siguió tres pistas sobre el móvil del crimen: la primera, que Víctor sostenía relaciones sentimentales con la mujer de un narcotraficante.
La segunda pista se centró sobre una supuesta y millonaria deuda por la adquisición de grandes extensiones de terreno en Puerto Vallarta. La tercera, sus presuntos nexos y deudas con el narcotráfico.