Mujer de campo, originaria de Calpulalpan, Tlaxcala, desde niña presenció los abusos de empresas extranjeras en contra de los productores de cebada, en su juventud fue defensora del maíz originario, de los pueblos indígenas y promotora de la consulta del EZLN, abogada de profesión y hoy presidenta de la Mesa Directiva del Senado, Ana Lilia Rivera, expone su visión del año legislativo que inició de cara a 2024.

“Tengo claro que será un año difícil porque legislativamente la producción será muy disminuida porque los acuerdos serán pocos, será un año de mucha confrontación porque la elección de 2024 la vamos a tener en tribuna, no con un debate jurídico o legislativo, sino ideológico y partidista”, dijo en entrevista con

“Lo ocurrido en San Lázaro da vergüenza. En el Senado tenemos una Mesa Directiva conformada mayoritariamente por mujeres y se busca acordar con los grupos parlamentarios y pactar hasta el final el debate álgido, el debate ideológico, para sacar primero el rezago legislativo, hay por lo menos 71 nombramientos pendientes, de más de 140 dictámenes. Esa es la prioridad”.

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Ana Lilia Rivera platicó de sus origenes: “Crecí en una familia sencilla, no en la pobreza extrema, tengo seis hermanos, soy la segunda de una familia de mayoritariamente mujeres, tuve la fortuna de tener una madre feminista y un padre progresista. Un campesino culto, con valores, principios y de trabajo”.

Licenciada en derecho por la Universidad Autónoma de Tlaxcala dice: “Empecé a involucrarme en la vida política porque mi papá fue comisariado ejidal y yo escuchaba muchos temas porque él encabezó varios movimientos para buscar mejoras en las cosechas de la cebada, en esa región tenemos una maltera que tiene el monopolio de los cultivos, que era española, pero ahora pasó a manos de una empresa cervecera alemana, pero es lo mismo, es la misma tienda de raya, los que explotan toda esa zona. Me tocó vivir cuestiones injustas, dolorosas, la muerte de gente que se manifestaba contra esas empresas, ver a la gente cargar sus muertos y a los líderes ganar.

“Me marcó en 1994 el surgimiento del EZLN y en ese momento me nombran promotora de las consultas de los pueblos indígenas, fui nombrada delegada del EZLN”.

En 1997 conoció a Andrés Manuel López Obrador, vivió el proceso del desafuero, “soy activista para mantenerlo en la boleta” y desde 2006 a 2011 fungió como coordinadora de campaña en varios municipios de Tlaxcala, además de que coordinó parte de los campamentos después del llamado fraude electoral en 2006 en Paseo de la Reforma.

“En 2007 soy candidata a diputada en el estado de Tlaxcala, ganó las elecciones en mi distrito y eso me lleva a enfrentar otra lucha que es la defensa del maíz nativo como patrimonio cultural y alimentario en mi estado y en 2018 llegó al Senado y me toca presidir la Comisión de Estudios Legislativos, Segunda. He aprendido mucho del presidente Andrés Manuel, de personajes de la izquierda como Ifigenia Martínez, de Heberto Castillo que nos dejó una gran enseñanza, pero también de Beatriz Paredes, de Miguel Ángel Osorio Chong, Claudia Ruiz Massieu, de Damián Zepeda, de Kenia López, entre otros.

“Así, 26 años de mi vida los he dedicado con congruencia y sin ambición. Yo nunca busque ser senadora ni presidir el Senado. Las circunstancias que estaban frente a mi me llevaron a plantearme metas y retos, producto de mi trabajo, nunca con acuerdos, nunca con pactos, sino con el voto libre de Morena y luego de la oposición”, aseguró la legisladora morenista.

Sobre la recta final de esta 65 Legislatura y lo que se espera de la misma, dice que tiene claro que será un año difícil porque legislativamente la producción será muy disminuida debido a que los acuerdos serán pocos, será un año de mucha confrontación porque la elección de 2024 la vamos a tener en tribuna, no con un debate jurídico o legislativo, sino ideológico y partidista.

“Los dos grupos, es decir el Frente Amplio por México y la coalición de Morena y aliados, tendrán una oportunidad mediática para la descalificación, lo cual me pone en un lugar complicado, pero es una gran oportunidad ante un momento complejo”, reconoció.

Señaló que desde la presidencia del Senado ella representa la pluralidad de todas las fuerzas políticas, que tiene militancia en el pueblo y su responsabilidad es que todas esas voces tengan responsabilidad de hablar, de tener un tiempo, no permitir las descalificaciones y elevar el debate, que sea con argumentos y razón y siempre respetarlos.

“Nunca les voy a apagar el micrófono, los voy a dejar hablar. Yo no soy una radical irracional, pero si soy una radical en la firmeza de mis convicciones, siempre voy a apoyar el proyecto de la Cuarta Transformación en el que creo, pero siempre voy a permitir que todos las fracciones se expresen con libertad, pero seré enérgica para no permitir la descalificación, las groserías, la calumnia y el espectáculo”, apuntó.

En el Senado tenemos una Mesa Directiva conformada mayoritariamente por mujeres y llamó a las compañeras y les digo yo coordinó los trabajos de la mesa, pero la mesa somos todos. Si a la presidenta se le va de las manos el debate y hay groserías y falta de respeto, no se me va a mí, se nos va todas. Ayúdenme con sus grupos parlamentarios a pactar hasta el último debate álgido, el debate ideológico, hasta el final, para sacar primero el rezago legislativo, hay por lo menos 71 nombramientos pendientes, de más de 140 dictámenes. Esa es la prioridad”, concluyó.

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