Pese a ser un día de festejo para los morenistas y la 4T, pocos simpatizantes se congregaron afuera del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación para ver de cerca a la presidenta electa Claudia Sheinbaum y celebrar la entrega de su constancia de mayoría que la acredita como ganadora de la elección presidencial del 2 de junio.

A las 10 de la mañana, dos horas antes del inicio de la sesión solemne de la Sala Superior, unas 50 personas, sin pancartas ni banderas, llegaron a bordo de dos camiones y se colocaron frente a la valla metálica instalada por los responsables de resguardar la seguridad del acto.

Minutos después llegó un solitario adulto mayor que dijo ser expanista y llamarse Alberto Pedroza, quien portaba una pancarta en la que demandaba la anulación de la elección presidencial y protestaba contra la reforma judicial.

Más tarde hicieron su aparición seis manifestantes más en contra de la presidenta electa, que afirmaron pertenecer a la Marea Rosa y extendieron sobre el camellón de la avenida Carlota Armero, frente al Tribunal Electoral, una gran manta blanca con las leyendas en letras rosas “Elección de Estado en México” y “Anular elecciones”.

Del otro lado de la avenida llegaron más simpatizantes de la presidenta electa, quienes comenzaron a responder al puñado de opositores. Las cosas no pasaron del intercambio de acusaciones y consignas y poco después los inconformes se retiraron.

La hora de llegada de Sheinbaum se aproximaba, por lo que la gente comenzó a distribuirse a lo largo de la valla para verla de cerca.

Al filo de las 11 de la mañana con 43 minutos hizo su arribo el automóvil en el que viajaban la presidenta electa y su esposo, pero pocas personas tuvieron la oportunidad de saludarla, aunque fuera de lejos, pues al estacionarse el vehículo de inmediato Sheinbaum descendió e ingresó al tribunal.

Desde la calle, con un sol que caía a plomo, los cerca de 400 simpatizantes que había siguieron la sesión solemne en su celular o la radio. Mientras, los militares encargados del operativo de seguridad movían las vallas metálicas para preparar la salida en vehículo de la próxima presidenta de México y quitaron a los vendedores ambulantes que exhibían “amlitos” y “clauditas”.

La sorpresa fue que salió caminando por la puerta principal del Tribunal Electoral y caminó hacia la gente que la esperaba en la calle para saludarla de mano y tomarse algunas selfies.

Sheinbaum, con una amplia sonrisa, se acercó a la valla metálica donde la gente estalló de júbilo. “¡Presidenta, presidenta, presidenta!”, “Claudia, amiga, Lobo está contigo”, comenzaron a gritar.

“¿Cómo te sientes?”, le preguntó un reportero.

“Muy contenta, muy emocionada”, respondió ella.

“¿Nos podemos tomar una foto?”, le pidió una joven.

“¡Claro!”, contestó.

Luego de recorrer la valla, Sheinbaum abordó su vehículo, pero la gente se arremolinó para tratar de tomarle una fotografía con sus celulares a pesar de que el auto avanzaba lentamente para tomar la avenida rumbo al Teatro Metropólitan, donde más tarde festejó con legisladores electos.

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