Facebook tiene un valor de 480 mil millones de dólares gracias a sus 1.52 mil millones de usuarios activos que se conectan diariamente en todo el mundo.
La red social de Mark Zuckerberg tuvo ingresos por 55 mil 838 millones de dólares el año pasado, de los cuales 93% son resultado de la publicidad móvil, según su reporte al cuarto trimestre de 2018.
La empresa estima que cuenta con 2.7 mil millones de usuarios de Facebook, Instagram, WhatsApp o Messenger y más de 2 mil millones de personas usan al menos uno de los servicios de la familia en promedio cada día. A nivel global, Facebook cuenta con 67.4% del mercado de las redes sociales y en México, 78.25%, de acuerdo con cifras de Statcounter. Twitter tiene 49% de los usuarios mexicanos de internet y Snapchat suma 27%.
Ernesto Piedras, director de The Competitive Intelligence Unit (CIU), destacó que el valor de redes como Facebook radica en la inmediatez. “Facebook tiene el beneficio de haber sido la primera y ya está bien establecida”, comentó.
Por otra parte, existe el costo de oportunidad: “En qué costo incurres por no estar en cierta red; antes si alguien de bajo poder adquisitivo no tenía un celular no le importaba por que su núcleo tampoco tenía uno, pero ahora todos tienen smartphones. El costo de oportunidad de no estar se ha elevado mucho, hoy no se puede dar el lujo de no estar en ciertas redes”, destacó el directivo de The CIU.
El caso de Facebook y su modelo de negocio es más acertado que el de otras redes sociales porque en Twitter u otras redes la monetización y el retorno de inversión no queda tan claro como la red de Zuckerberg, explicó Piedras.
Las empresas se han dado cuenta de que los usuarios y el mercado están en Facebook e incluso algunas firmas no tienen páginas web, pues usan Facebook, “por casualidad o [porque] afortunadamente Facebook cubre esa necesidad sin tener que contratar un servicio adicional”.
Sin embargo, Piedras destacó que se habla de si las redes sociales deben o no ser reguladas, de si deben tener algún tipo de intervención.
“Con casos como el [ataque en las mezquitas] de Nueva Zelanda se puede ver que no se puede dejar internet tan libre, hay casos como seguridad nacional, soberanía y salud pública donde las afectaciones pueden ser muy grandes”.