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A dos días de que la Ciudad de México regresó a semáforo rojo, restaurantes y cafeterías en la colonia Condesa lucen vacías, algunas ni siquiera abrieron; sus calles —abarrotadas a cualquier hora en un día sin pandemia— se ven semidesiertas; no obstante, cruzando una avenida, en el Parque México, cientos de personas colman el lugar.
El sol brilla y el clima templado invita a recorrer las calles y los parques, algo que por el momento no es recomendable por el incremento de hospitalizaciones por Covid en la capital del país, medida que no detuvo a cientos de personas que se dieron cita en el Parque México para disfrutar del domingo.
En ese lugar de nada servía la bocina de una patrulla que alertaba a los paseantes sobre la pandemia por coronavirus ni que les recordara que la Ciudad volvió a semáforo rojo, ignoraron el mensaje y prosiguieron con sus actividades.
Una de las paseantes, quien iba con su pareja y omitió dar su nombre, dijo que no le parece bien que el gobierno tome las medidas de contención, pues para ella el Covid-19 no existe.
A lo ancho del emblemático parque se pudieron ver familias enteras recorriendo el lugar, parejas, congregaciones religiosas, niños jugando, personas paseando a sus mascotas, músicos, bazares, vendedores ambulantes y hasta gente aprendiendo a bailar. Muchos de ellos sin portar cubrebocas o sin mantener la sana distancia.
“Yo no creo en la enfermedad, además, el gobierno no debe decirnos qué hacer y qué no hacer, no estoy de acuerdo con el confinamiento, porque detiene la economía y nuestro esparcimiento, esto también nos hace daño. Yo no creo en el Covid, por eso estoy aquí”, mencionó la señora con cara de molestia.
Contrario a lo que pasaba en el parque, en la avenida Tamaulipas pocas eran las cafeterías y restaurantes abiertos, unos pocos se mantenían a puerta cerrada y con la venta de sus productos sólo para llevar.
En una de esa cafeterías, el empleado Carlos mencionó que considera buena la medida por la salud de sus compañeros y la suya propia; sin embargo, en el aspecto económico es donde afirmó sentir los estragos.
“Está bien en cuestión salud, porque aquí 85% de los clientes son extranjeros y muchos de ellos llegan sin cubrebocas o sin querer tomar las medidas sanitarias, pero por otro lado, en lo económico está difícil porque a muchos compañeros los descansaron, los han regresado y así los han traído, pero pues obviamente con un sueldo muy disminuido, pues nadie sobrevive”, explicó Carlos.
En la avenida Michoacán, hay otro restaurante con las mesas levantadas, uno de los encargados detalló de manera molesta que no están bien las medidas, ya que no son equitativas: “Un montón de gente anda en la calle o en el centro, deberían de cerrar todo, pero dejan abiertos los centros comerciales”.