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Lograr que en México se reduzca significativamente el consumo de cigarros convencionales en 10 años es una meta seria, posible y perfectamente realizable si autoridades gubernamentales, la comunidad científica, las organizaciones civiles, los grupos de consumidores y la industria tabacalera somos capaces de sentarnos a la mesa a conversar abiertamente y llegar a acuerdos con base en la evidencia científica.
El pasado 7 de julio, Estados Unidos dio un paso firme en esa dirección. La Administración de Medicamentos y Alimentos (Food and Drug Administration, FDA) otorgó a IQOS, de Philip Morris la clasificación de “producto de tabaco de riesgo modificado” al considerarlo apropiado para la promoción de la salud pública. No exagero al decirle que se trata de una decisión histórica, ya que es la primera vez que un producto de tabaco logra demostrar que genera menos exposición a químicos tóxicos que un cigarro convencional. Así que se trata de una gran noticia para los adultos que, de otro modo, seguirían fumando.
Sin embargo, en México la importación de IQOS ha sido prohibida desde hace algunos meses. Sabemos que la autoridad nacional tiene argumentos para esa decisión. Nosotros solo pedimos que nuestros argumentos y evidencia también sean tomados en cuenta y por eso estamos proponiendo un diálogo transparente, construido a partir de 5 coincidencias con la autoridad:
Como ustedes, nosotros también queremos un mundo libre de humo. Precisamente por eso creamos IQOS, un producto que calienta el tabaco en vez de quemarlo. Por ello, según lo confirma la FDA, cambiar completamente de cigarros convencionales a IQOS reduce significativamente la exposición a los químicos tóxicos del humo del cigarro.
Pensamos, como ustedes, que quien no fuma nunca debe hacerlo, y quien ya fuma debe dejarlo. Eso es lo ideal, sobre todo en estos momentos. Pero hay millones de personas que no van a dejar el cigarro. Ellos merecen tener alternativas mejores y IQOS es una de ellas.
Al igual que ustedes, sabemos que la ciencia debe guiar las acciones del gobierno en materia de salud pública. Por eso les pedimos que evalúen las conclusiones de estudios de terceros independientes, que demuestran que IQOS no es igual a un cigarro ni es un cigarro electrónico: es una nueva tecnología que requiere una nueva regulación, acorde a sus propios alcances y limitaciones.
Coincidimos en que hay que poner como prioridad a la gente. Hoy, 14 millones de personas en el mundo usan IQOS. De ellas, 10 millones han dejado por completo el cigarro convencional, con la consecuente reducción en la exposición a químicos tóxicos. Los 15 millones de fumadores mexicanos merecen tener acceso a la información sobre estas opciones y decidir con libertad y responsabilidad.
Estamos de acuerdo: “Prohibido prohibir” y “Nada por la fuerza, todo por la razón y el derecho”. Ante la prohibición de importación a nuestro producto, solicitamos espacios para dialogar y poder demostrar con evidencia lo que IQOS puede ofrecer a los fumadores adultos y por qué es una mejor alternativa con respecto al cigarro.
Si partimos de estas coincidencias y nos enfocamos en la evidencia, estamos seguros de que podríamos lograr metas similares a las de Japón, donde las ventas de cigarros cayeron 20% desde que se comercializa el IQOS, algo que ni los impuestos ni las restricciones lograron.
La ciencia nos ofrece la posibilidad de contar con alternativas que hace 10 años eran imposibles, ¿por qué no imaginarnos a dónde podemos llegar en 10 años más si permitimos la innovación y el progreso? ¿Qué tal si en 10 años podemos lograr un país con menos humo? ¿No vale la pena al menos intentarlo? Esa es la propuesta que hace Philip Morris México.