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nacion@eluniversal.com.mx
Tula, Hgo.— A 81 años de la Expropiación Petrolera, en la ceremonia oficial del aniversario no hubo gritos, matracas ni porras ensordecedoras de trabajadores del sindicato petrolero para el Presidente.
Ya no estuvo ahí, en la primera fila, el influyente líder del sindicato, quien por años palmeó la espalda del Jefe del Ejecutivo en turno.
Atrás de Andrés Manuel López Obrador se encontraban “los fierros” viejos de la refinería Miguel Hidalgo, los cuales sirven como fotografía para describir la situación de la industria petrolera nacional.
Pemex llegó a su celebración acechada por la baja de nota de las calificadoras, el huachicoleo, la pobre producción y por una deuda de más de 2 billones de pesos.
Este lugar, a 20 kilómetros de Tlahuelilpan (donde la explosión de una toma clandestina cobró la vida de 135 personas), fue el escenario que escogió el gobierno —el primero encabezado por la izquierda y cuya bandera ha sido la defensa del petróleo y los bienes nacionales— para celebrar la histórica decisión del general Lázaro Cárdenas, quien en 1938 nacionalizó la industria petrolera.
El presidente López Obrador, rodeado de su gabinete y de cientos de empleados administrativos, encabezó el festejo sin ningún líder del sindicato a su lado ni trabajadores que echaran porras.
De frente al mandatario, se colocó un mar de gente uniformada con camisa blanca y pantalón color caqui, todos empleados administrativos que llegaron al campo de futbol de la refinería desde las 10:30 horas. Antes, López Obrador realizó un recorrido por la refinería.
Conforme iba avanzando el evento, el reclamo al otrora poderoso líder petrolero Carlos Romero Deschamps fue el más sonado y, a diferencia de años anteriores, en la Cuarta Transformación estuvieron ausentes los gritos, matracas y porras de las huestes sindicales que no hace mucho ensordecían con sus aplausos y arengas en favor del presidente en turno.
“¡Petroleros con Andrés! ¡Petroleros con Andrés! ¡Petroleros con Andrés!”, gritó por unos segundos un grupo de trabajadores.
En el lugar destacaron dos mantas con los mensajes: “Fuera caciques corruptos de Pemex. Auditoría y Rendición de cuentas al STPRM. Cárcel a Deschamps” y “Fuera corruptos de Pemex”.
Quien se preparó para el evento fue el gobernador y anfitrión, Omar Fayad (PRI), quien llevó de porra a cientos de trabajadores del gobierno de Hidalgo, quienes respondían con aplausos y al grito de: “¡Omar! ¡Omar! ¡Omar!”.
Andrés Manuel López Obrador hizo un repaso a la historia de Pemex hasta hace 36 años, cuando comenzó el llamado periodo neoliberal, el cual —dijo— inició la destrucción de la industria petrolera.
Por ello, ante esa mole de “fierros viejos”, el mandatario federal delineó un nuevo paradigma, el cual pasa por la transformación de Pemex para cambiar a México.
Ratificó: se acabará con la corrupción en Pemex.
Ningún líder sindical estuvo presente. La Presidencia detalló que ningún dirigente de los trabajadores petroleros fue invitado al evento oficial.