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San Juan Evangelista, Oax.— Una polvareda color marrón se levanta por el camino de terracería, mientras avanza un convoy de lujosas camionetas tipo Suburban a toda velocidad.

Son las 10:52 de la mañana en la entrada de la sierra norte de Oaxaca, donde este pueblo zapoteco parece estar de fiesta.

Repican las campanas, sueltan cohetones y la banda de música toca las fanfarrias para el presidente Andrés Manuel López Obrador, quien va a cumplir un viejo compromiso de campaña.

El mandatario camina y se dirige al templete instalado en un auditorio a cielo abierto, hecho de concreto, gracias al tequio, trabajo de los pueblos indígenas.

Antonio Román Pérez, presidente municipal, le da la bienvenida y le recuerda que le tienen confianza por su trayectoria.

En el segundo día de gira de trabajo de López Obrador por esta entidad, el gobernador de Oaxaca, Alejandro Murat, es curtido a chiflidos y reclamos.

El hijo del ex mandatario José Murat eleva la voz y la crispación crece, por lo que López Obrador se pone la mano derecha en el oído en señal de que se escuche el mensaje del mandatario.

Terminan los discursos y el Presidente cumple lo prometido. Entrega cheques en mano a las autoridades municipales, pero sólo les pide una cosa: “Queremos que no sea con contratistas. No queremos que sea lo mismo. Queremos que se administre de manera directa.

“¿Para qué? Para que el dinero quede en la misma comunidad, en los pueblos, y que haya trabajo”.

López Obrador levanta la mirada hacia el campanario de este municipio por donde llegó y recuerda: “Hace como 10 años empecé a ver esto de los caminos. Le decían a la gente que no podían construir los caminos porque no tenían capacidad técnica, como si fuese una gran ciencia hacer un camino”.

Por la tarde, el Presidente se dirige a la súper carretera Oaxaca-Itsmo, camino que ha sido marcado por la corrupción en la entidad, pues es una vía que comenzó a construirse en 2003, pero las administraciones no la han terminado.

Después, López Obrador viajó a la zona Mixe, donde le regalaron unos huaraches.

Yolanda Pacheco, presidenta municipal de San Pedro y San Pablo se acercó entre la gente que le entregaba peticiones y regalos al Ejecutivo y le da una botella de mezcal, símbolo del respeto y de que “cumplirá con su palabra”.

Muchos habitantes caminaron hasta 10 kilómetros para ver al Presidente, quien vuelve a tomar carretera para viajar durante cinco horas más, aunque si hubiera estado lista, llegaría en tres...

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