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Washington.— Aunque la separación de familias migrantes parece haber acabado, las políticas antiinmigrantes continúan y no se ven cambios sustanciales, señala Maureen Meyer, directora de los programas de México y Derechos de los Migrantes de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA). En entrevista telefónica para EL UNIVERSAL, dice que el presidente de Estados Unidos “cruzó una línea” que sus antecesores no quisieron.
¿Qué diferencia esta crisis migratoria con las del pasado, las de administraciones anteriores?
—La diferencia fue cruzar una línea que otras administraciones no querían, el pensar que era justificable separar a hijos de sus papás. Por eso la reacción fue tan fuerte y de diferentes sectores, porque era algo que, si acaso se había contemplado antes, nunca se decidió hacer porque lo consideraron inmoral. Se puede criticar a [Barack] Obama, que también detuvo a familias mucho tiempo, pero nunca fue hasta este extremo de decir: ‘Vamos a tratar a todos como criminales y como son criminales está bien quitarles a sus hijos’.
¿La firma de la orden ejecutiva que pone fin a la separación familiar resuelve la crisis?
—Es importante que hayan frenado la separación de papás de los hijos porque no hay nada más inhumano que esa práctica a nivel de trauma y de violación de derechos. Pero preocupa mucho la idea de que, en cambio, lo que van a querer hacer es mantener a las familias en detención por más tiempo... No es en el mejor interés del niño ni por su bienestar estar encerrado en ningún centro de detención, mantener a hijos con sus papás en una situación que parece de cárcel.
¿A qué atribuye que Trump finalmente cediera?
—No calcularon bien la condena, tanto nacional como internacional, de una práctica tan inhumana. Sorprende que no se esperaran que iba a reaccionar así la gente, cuando es una práctica que cualquier persona debe pensar que es inaceptable.
¿Qué cree que se buscaba con la separación?
—Fue una política que, por más que lo han querido negar, trataba de disuadir a las familias de venir a Estados Unidos para buscar protección. Lo más preocupante es que la lógica no era sólo para frenar la migración, era para frenar, incluso, a los que están buscando asilo. Nunca se debe tratar de quitar ese derecho.
¿Cree que la administración Trump sacó algo de todo esto?
—Al final tampoco ganaron mucho. Lo que sí obtuvieron fue una condena internacional y una mancha en la imagen de EU que no van a poder quitar, porque fue una decisión de su gobierno y que queda con el trauma de al menos 2 mil niños que fueron separados de sus papás, muchos de ellos sin saber ni dónde están.
¿La derrota hará cambiar el acercamiento de la administración Trump al tema migratorio?
—Están siguiendo casi el mismo camino [que antes]… Van a seguir insistiendo en buscar todas las formas posibles de minimizar el número de gente que puede entrar en EU o buscar protección. Hay que pensar, y se nos olvida, que la semana pasada [el fiscal general, Jeff] Sessions emitió una decisión que hace mucho más difícil para muchas personas buscar asilo: limita y determina qué víctimas de violencia intrafamiliar o violencia de maras [con excepciones, pero en lo general] no van a poder calificar para asilo. Van a seguir buscando formas de limitar quiénes pueden entrar en el país.
¿Se puede esperar que salga algo del Congreso en esta materia?
—Hemos visto que incluso entre los republicanos en la Cámara tampoco hay un acuerdo de cómo debe ser el futuro de la legislación migratoria en Estados Unidos. Y en el Senado el camino es mucho más difícil. Veo muy pocas posibilidades de que logren aprobar una legislación migratoria [por lo menos amplia] de aquí a las elecciones de noviembre. No hay mucho apetito para los republicanos de entrar en debates migratorios cuando tienen muchos lugares en riesgo en el Congreso.
¿Es imposible un cambio de políticas, entonces?
—Hay que ver cómo responden a ciertas situaciones. Por ejemplo: con DACA sintieron la presión de responder; al final, decisiones de jueces dejaron [el tema] como no urgente. Quizá lo que podríamos ver son respuestas a emergencias, como esta semana cuando iban a pasar la legislación limitando la separación familiar, pero no algo mucho más amplio. Veo difícil que puedan avanzar en este periodo, o incluso después con cambios en el Congreso, y aprobar la legislación que Trump estuviera dispuesto a firmar.