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El allanamiento, por parte del Buró Federal de Investigaciones ( FBI ), de la residencia privada del expresidente Donald Trump en Mar-a-Lago, en Palm Beach, Florida, derivó en una pregunta: ¿tiene el magnate un pie en prisión?
Trump denunció en un comunicado que el FBI irrumpió en su casa sin anuncio previo. Habló de una “mala actuación de la fiscalía” y aseguró que el sistema judicial se ha convertido en un arma que los “demócratas de la izquierda radical” están usando en su contra para impedirle contender por la presidencia en 2024.
Incluso comparó la irrupción con el espionaje a que fueron sometidos los demócratas durante el Watergate, sólo que ahora, se declaró él víctima de esa “persecución”.
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Lo cierto es que tiene motivos para estar preocupado. El exmandatario republicano, investigado por un Comité de la Cámara de Representantes por su papel en el asalto al Capitolio que, a decir por la información recabada buscaba en realidad evitar la transición pacífica del poder, y que asumiera el demócrata Joe Biden la presidencia, está acorralado.
El Departamento de Justicia tiene dos investigaciones activas, que se sepa, relacionadas con el actuar de Trump: la primera, por sus esfuerzos para anular las elecciones presidenciales de 2020 y la irrupción en el Capitolio del 6 de enero de 2021, y una más que implica el manejo de documentos clasificados.
Los Archivos Nacionales, encargados de recopilar y clasificar el material presidencial revelaron que se recuperaron al menos 15 cajas de registros de la Casa Blanca justamente en el complejo Mar-a-Lago de Trump, incluyendo algunos que eran clasificados. De acuerdo con The New York Times, el allanamiento de este lunes tendría que ver con esta última indagatoria.
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En abril y mayo, ayudantes de Trump en Mar-a-Lago fueron entrevistados por el FBI como parte de la investigación sobre el manejo de los registros presidenciales, dijo a CNN una fuente familiarizada con el asunto.
Renato Mariotti, exfiscal federal estadounidense, publicó un hilo en Twitter explicando por qué es grave el allanamiento del FBI.
Sin tener más información disponible, dijo, “la ejecución de una orden de registro en la casa de Trump es un asunto muy serio. No hace falta ser abogado para darse cuenta de que se está en un gran problema cuando el FBI ejecuta una orden de registro en su casa”.
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Por lo general, añadió, “yo le diría a un cliente que una redada del FBI en su casa significa que probablemente se enfrentará a cargos”.
El allanamiento se da, continuó, “porque un juez federal determinó que había una buena razón para creer que se había cometido un delito federal y que las pruebas del delito estaban en su casa”. Trump alegó que los agentes del FBI abrieron una caja fuerte de la residencia.
Mariotti aclaró que “la ejecución de una orden de registro no significa necesariamente que las pruebas señalen al propietario de la vivienda como la persona que cometió el delito. Simplemente, suele ser así”.
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Para obtener la orden de cateo, detalló el experto, “el Departamento de Justicia tuvo que presentar una declaración jurada detallada a un juez, en la que se exponen las pruebas que tienen de que se cometió un delito y se proporcionan algunas razones para creer que las pruebas de ese delito están en Mar-A-Lago en este momento. No es suficiente mostrar que estaba allí hace meses”.
Lo lógico, indicó es que “los altos cargos del Departamento de Justicia, incluido el fiscal general Merrick Garland ”, hayan aprobado “personalmente esta orden, que parece ser la primera ejecutada en el domicilio de un expresidente”.
Sin embargo, razonó, “esta presunción se contradice un poco con las recientes informaciones tanto del New York Times como de Associated Press, según las cuales la orden de registro está relacionada con el material clasificado que se llevó Trump de la Casa Blanca cuando dejó el cargo”.
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Recordó que el exdirector del FBI, James Comey, señaló alguna vez que “el Departamento de Justicia normalmente no procesa casos que implican el mal manejo de material clasificado a menos que ese material haya sido transferido deliberadamente a un tercero”. Ello indica, según Mariotti, “que hay algo que no sabemos aquí”.
Sería difícil, consideró que Garland haya autorizado “a los agentes del FBI a obtener una orden de registro únicamente para encontrar material clasificado, dado que el mal manejo de ese material rara vez da lugar a un caso que el Departamento de Justicia pueda acusar. Eso me sugiere que hay algún factor adicional aquí”.
La conclusión, manifestó, es que “aún no sabemos lo suficiente como para entender a qué se refiere [el cateo] y la gravedad del peligro que corre Trump. Pero no es necesario explicar que el hecho de que los federales ejecuten una orden de registro en la residencia de Trump debería ser alarmante para él”.
Como mínimo, opinó, el allanamiento sugiere que Garland “tiene la voluntad de ir tras Trump y hace que los cargos penales contra Trump sean mucho más probables de lo que eran antes de que saliera esta noticia. No creo que Garland hubiera obtenido esta orden si pensara que no llevaba a alguna parte”.
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aosr