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Por primera vez mujeres víctimas de intento de feminicidio de todo México están convocando a una manifestación desde la Glorieta de las Mujeres que Luchan hacia el Senado, para exigir a los legisladores que aprueben la Ley Oropéndola, la cual está congelada desde 2022.
EL UNIVERSAL habló con tres sobrevivientes, como ellas han decidido nombrarse. Las historias tienen en común una relación de confianza con sus agresores, en los tres casos la intención era acabar con la vida de Yara Vargas, Yadira Barrios y Yeritza Bautista.
Cada una ha afrontado la revictimización, negligencia por parte de las autoridades, así como las críticas por haber confiado en sus victimarios.
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Ellas denuncian que en sus casos o el de otras sobrevivientes, el gran problema y “absurdo” en México es que al no haberlas asesinado, no existen pruebas para clasificar el delito como tentativa de feminicidio, y casi siempre se vincula a lesiones o intento de homicidio, sin tomar en cuenta las agravantes.
Cada una escribió un “antipoema” para hablar sobre su experiencia y el terrible dolor al que han sido sometidas, porque, aunque no las asesinaron las secuelas son múltiples, físicas, económicas, de revictimización y una muy importante, el “suicidio feminicida”.
Yara Vargas: “Me arrancaron la voz, mi seguridad, mi dignidad y mis ganas de seguir”
Yara Vargas fue víctima de intento de feminicidio el 24 de septiembre del 2022, en la comunidad de Tlapanaloya, municipio de Tequixquiac en el Estado de México. A 2 años de la violación, privación de su libertad y agresiones físicas, denuncia que su familia y ella han sido agredidos y golpeados para silenciarlos, además, hasta el momento ninguno de los seis agresores ha sido detenido.
Originaria de Hueypoxtla, en el mismo estado, Yara de 33 años, pide ser llamada sobreviviente. Es maestra y ha dedicado su vida a la defensa de los derechos humanos, así como la prevención de la violencia física y sexual en las niñas, niños y adolescentes.
La tarde del 24 de septiembre, Yara acudió a su cita médica con el quirofísico Josué Abimael “N”. Ésta no era la primera vez que la atendía. En la confianza terapeuta-paciente, sin ropa ella tomó su lugar en la camilla.
De acuerdo con las investigaciones, Josué Abimael “N” no posee certificación ni estudios que avalen sus prácticas, que van desde masajes, drenado linfático, tratamientos con herbolaria, reflexología, masoterapia, ozonoterapia y resonancia bioeléctrica.
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Ella no sabía esto. Durante la sesión, Josué Abimael “N” aplicó ventosas de succión en su espalda con las que la inmovilizó, y en ese momento de vulnerabilidad, la violó.
“Con la espalda quemada, no sé si los químicos que me untó incidieron en la reacción de mi cuerpo, quedé totalmente en shock, llevaba años trabajando en la prevención de esta violencia ‘¿Cómo es posible que a mí me haya sucedido esto?’ Comencé a cuestionarme. Soy reconocida en mi comunidad, mi familia ‘¿Cómo les iba a decir?’ Lo único que pensé fue, ‘sí logró salir de aquí me voy a matar’”, relató Yara.
Yara fue privada de su libertad por su agresor en el local, quien trató de estrangularla. Hasta que llegaron dos mujeres, Natividad “N” y Mayra Sandivel “N”, madre y hermana del violador, respectivamente.
Entre las dos, sometieron a Yara y la golpearon con un bate, con la intención de matarla para que no hablará sobre lo que hizo su agresor. Mientras que Josué vigilaba, cuenta ella a EL UNIVERSAL.
Ensangrentada, recordó que su celular lo traía escondido en la mochila, así que logró llamar al 911, y al ver que nadie llegó, le llamó a su padre. “La familia ‘N’ me está golpeando”, les dijo.
La familia de Yara se movilizó al consultorio, en donde se percataron de que había más familiares del agresor, Teresa Margarita “N”, Mario Alberto “N” y Mario “N”, con un automóvil y la cajuela abierta. Aunque, preguntaron por Yara, la negaron.
Tras un forcejeo, la familia de Yara logró entrar al lugar en donde la rescataron. “Me encuentran tirada, sangrando en el piso, totalmente en shock, desnuda. Recuerdo la expresión de mi papá, mi mamá se arrodilló ante mí y me preguntó qué me había sucedido, y mi hermano también totalmente en shock”, relató.
En el momento, las autoridades no resguardaron el inmueble para evitar que ingresaran a él o para los peritajes.
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Yara denunció que tras el rescate inició el tortuoso camino para ser atendida, para que le tomaran su declaración. Lo primero que le horrorizó fue que los elementos de Seguridad la grabaron. Luego, sin reparo, fue traslada a la Fiscalía de Tecámac en donde permaneció por horas, con las lesiones, ensangrentada, y desnuda. “Sólo con una sábana y dos toallas sanitarias en los pies”.
Durante casi tres días, en esas mismas condiciones fue llevada de un lugar a otro para ser atendida, darle retrovirales y hacerle peritaje físico.
Yara dejó de hablar por un tiempo, permaneció incapacitada. Actualmente, está diagnosticada con estrés postraumático, trastorno de despersonalización, y tiene crisis de ansiedad y depresión.
Después de dos años, lo único que se ha logrado es una carpeta por violación y agresiones contra una de sus agresoras.
Además, Yara denunció que no le han entregado copias de su carpeta, y tampoco han tomado en cuenta que el delito es una tentativa de feminicidio por la relación de confianza que existía.
Aunque, presuntamente las autoridades aseguraron que hay órdenes de aprehensión, no se ha detenido a ninguno de los imputados.
Yara hizo responsable a Josué Abimael “N” y su familia por las amenazas y agresiones contra su familia, así como cualquier otra cosa que les suceda.
La también activista hizo un llamado a atender el “suicidio feminicida”, como lo han nombrado, debido a que las mujeres que son víctimas de intento de feminicidio constantemente intentan terminar con su vida para terminar con la revictimización.
“Dicen que una noche como hoy fui rescatada con vida,
pero entonces no entiendo por qué muerta en vida es como me siento,
viene a mi mente un recuerdo amargo, que no puedo reprimir y es que me duele tanto, me lastima [...]
Lograron arrancarme la voz, mi seguridad, mi dignidad y mis ganas de seguir adelante, lograron quebrantar mi cuerpo y mi alma,
aquí sigo, intentando ser fuerte,
buscando un poco de justicia, pero admito que, a veces todo parece marchitarse, estoy perdiendo”,
Antipoema escrito por Yara y compartido para EL UNIVERSAL.
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Yadira barrios: "No soy nada para el estado, absolutamente nada"
El 18 de abril del 2016, cuando Yadira Barrios tenía 23 años, su expareja Diego “N” trató de asesinarla a golpes en el municipio de Villa del Carbón en el Estado de México.
Yadira intentó dejar a quien la violentaba psicológicamente. Al ser joven ella desconocía del tema, hasta que otras mujeres le hicieron ver la gravedad de la situación.
La joven terminó la relación sentimental con el hombre, sin embargo, Diego “N” pasó a buscarla a la parada del autobús para llevarla a su casa. Ella confió en el hombre, quien le aseguró que quería hablar sobre lo sucedido.
Así que se subió a su motocicleta, el sujeto manejo por un largo rato hasta una zona deshabitada, pero por la confianza que existía, Yadira no lo tomó como algo malo.
Hasta que al estacionarse y cuando se disponían a hablar, Diego “N” atacó de manera furiosa a Yadira. “si yo no era de él, no iba no iba a ser de nadie”, me dijo.
“Entré en shock, él me golpeó. Pedí auxilio, pero él me tapó la boca, tanto que su mano quedó marcada en mi cara. Tomó una piedra y con esa me pegó en la cabeza. ‘Me vas a matar’, alcancé a decirle para que parara, pero me confirmó que eso era lo que quería”, relató la joven, hoy de 31 años.
Con la ropa desgarrada, descalza, y ensangrentada comenzó a correr y encontró una casa con la puerta entreabierta. Aunque no recuerda todo, la familia, dueña de la vivienda le contó partes del suceso.
“Abrí las puertas y busqué un espejo, me miré, estaba ensangrentada, con el labio colgando. Él me tomó del cabello y me arrastró por la terracería, tengo la cicatriz en la frente, también”, contó Yadira a EL UNIVERSAL.
Así fue como Yadira logró sobrevivir. Debido al shock se negó a interponer una denuncia, y aunque hay pruebas de haber estado en el hospital, las autoridades municipales le impidieron continuar su proceso, al grado que prescribió el delito.
La razón fue que cuando ella escapó, su agresor avanzó por la carretera a gran velocidad, una de las patrullas, que iba a atender a Yadira, interceptó a Diego, pero tras una “mordida”, con dinero que tomó de la bolsa de la joven, lo dejaron ir.
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"Esa noche me robó la sonrisa, me robó mis sueños, tuve que mudarme, cambiar de carrera, quedé con secuelas físicas y psicológicas, no puedo ni coser un botón porque siento las puntadas en mi boca. Caí en una depresión mucho tiempo. Me diagnosticaron delirios de persecución. He tenido que ocultar quien soy
"Aunque él confesó su delito lo dejaron libre, me duele saber que, con mi quincena, con mi trabajo, con mi esfuerzo, pague ese soborno. Por eso pido justicia por mis compañeras, algo que yo no conozco, quiero que dejen de torturar a las víctimas.
"No permitan que más mujeres sigan sufriendo violencia, se puede salir de esas relaciones violentas antes de que sea demasiado tiempo. No me gustaría que ningún otro caso quedara en total impunidad, olvidado como el mío porque no soy nada para el estado, absolutamente nada, porque nadie se enteró de ese caso, hasta que yo comencé a gritarlo".
“No estaba muerta, pero mi vida se extinguía en cada respiro salvé,
mi vida,
Pero la pesadilla no terminó esa noche. Apenas iniciaba...
A la mañana siguiente de la tentativa de feminicidio aprendí que podía llorar en la regadera
para que nadie lo notara
Me avergoncé de mi historia y mi rostro destrozado en el espejo.
Ya no había sonrisas, ni sueños, ni luz que iluminara mi mirada.
Era un montón de miedos, de angustias y de tristezas.
No hubo noche en que no tuviera pesadillas ni día en que no luchará contra mi propia mente para no terminar con lo que él había iniciado
No me mató, pero aquella noche algo murió dentro de mí”,
Antipoema de Yadira.
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Yeritza Bautista: “No me faltó nada, hice y di todo lo que estuvo en mis manos, en mis fuerzas y en mi voz”
Yeritza Bautista fue víctima de intento de feminicidio en 2020, y tras haber alcanzado una sentencia mínima contra su agresor, Enrique “N”, de 11 años 8 meses en prisión, el Poder Judicial le otorgó un amparo con el que logró reiniciar el proceso, con lo que ella tendrá que volver a enfrentarse a él.
Yeri se dijo cansada y explicó que ha perdido el sueño debido a que deberá volver a escuchar la voz de quien intentó asesinarla.
“Lamentablemente son parte de las consecuencias de la arbitrariedad y la inhumanidad con la que operan en el Poder Judicial”, dijo.
“He llorado sin parar, he estado enojada conmigo, con el sistema, con el país, con la justicia.
Leí mi carpeta, vi mis audiencias y me pregunto:
"¿Qué me falto? ¿Qué no hice, que no dije? ¿A dónde me faltó ir?
Tal vez debí gritar más fuerte, hacer más marchas, pero la realidad es que no me faltó nada.
Hice y di todo lo que estuvo en mis manos, en mis fuerzas y en mi voz”,
Antipoema de Yeritza
¿Qué piden las víctimas de intento de feminicidio en la Ley Oropéndola?
Las sobrevivientes de intento de feminicidio decidieron utilizar un nombre genérico para evitar invisibilizar a cualquier mujer que ha sido víctima de este delito.
“Una tentativa de feminicidio no atendida, no resuelta y con un agresor suelto, es un feminicidio anunciado, casos tenemos muchos, como el de Abril Pérez”, denunció Yeritza Bautista.
Exigen prisión preventiva para evitar que consumen el delito y que el testimonio de la víctima sea una clave para acreditar el delito, junto con las pruebas, peritajes y testigos.
También la punibilidad aplicable en la tentativa de feminicidio, porque actualmente las condenas están dadas con respecto al feminicidio consumado, es decir, la mitad de la mínima y las dos terceras partes de la máxima.
Se busca que la tentativa de feminicidio tenga una propia condena, sentencias individuales y que se consideren todas las agravantes: armas, el daño, secuelas, mutilaciones, limitaciones físicas, si fue en público, si hubo niños atestiguando el delito, entre otros.
Piden además reparación integral del daño, porque pocas sobrevivientes llevan un proceso legal, pero sólo el 5% de las víctimas han obtenido una indemnización, eso sólo si consiguen una sentencia, que puede tardar cerca de 8 años.
¿Cuándo y dónde será la manifestación por la Ley Oropéndola?
Las sobrevivientes convocan a todas las mujeres, familiares, amigos y colectivos para que se sumen, las acompañen y respalden.
La cita es este viernes 13 de septiembre a las 9 de la mañana, en la Glorieta de las Mujeres que Luchan, a las 11:00 de la mañana saldrán con dirección al Senado de la República.
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bmc/ml