Fabiola May Chulim
es capitana de un equipo de sóftbol en una comunidad de Quintana Roo . Luceidy Castañeda es una trabajadora agrícola en Chinameca, Morelos. Celia Alpuche es directora del Centro de Investigación sobre Enfermedades Infecciosas del Instituto Nacional de Salud Pública. Las tres crecieron a cientos de kilómetros de distancia, pero tienen en común ser mujeres que vencieron las brechas de género y destacaron en distintos ámbitos deportivos y laborales.
Fabiola y Luceidy nacieron en zonas rurales , en comunidades donde muchas actividades están reservadas para los hombres, mientras Celia Alpuche se desenvolvió en el ramo científico, donde la presencia masculina aún es muy superior a la femenina.
En entrevista con este diario, estas tres mujeres, quienes ayer fueron invitadas a la conferencia matutina del presidente Andrés Manuel López Obrador, relatan cómo ha sido desarrollar sus actividades en espacios copados principalmente por los hombres.
Fabiola creció en la comunidad de Hondzonot, en Tulum, donde sólo hay 400 habitantes. Hace tres años ella y 17 compañeras decidieron crear el equipo de sóftbol Las Diablillas, aunque en un inicio esto no fue bien visto por los habitantes de su pueblo.
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Fabiola May Chulim. Capitana de equipo de sóftbol. Foto: Armando Martínez. EL UNIVERSAL.
“¡No pueden, pobres, son pendejas, no van a poder!”, recuerda May Chulim que les gritaban los hombres cuando salían a entrenar o iban a participar a algún partido.
Sin embargo, con el paso del tiempo, Las Diablillas se han ganado el respeto de todos e incluso, asegura Fabiola, han logrado romper estigmas .
“Fue muy difícil empezar este equipo porque nos decían cosas, nos decían que eso era para hombres, que las mujeres no podían practicar un deporte; sin embargo, el equipo se unió y mientras nuestros familiares nos estén apoyando, vamos a seguir con esto. De ahí empezamos y con el paso del tiempo vemos que ya se están adaptando a la idea de que a nosotras nada nos va a detener, vamos a seguir con este juego”, señala Fabiola.
Luego de tres años de vencer obstáculos, la originaria de Hondzonot admite que aún hay muchos retos por delante en su comunidad; por ejemplo, que a las mujeres las dejen estudiar hasta el mismo grado que los hombres y no les restrinjan la movilidad.
“Cuando una mujer se propone algo y sueña algo, sí lo puede lograr (...) Yo les diría [a las mexicanas] que salgan, que vean que pueden lograr muchas cosas si se lo proponen, no porque los hombres digan que no podamos nos debemos quedar ahí estancadas”, concluye la capitana de Las Diablillas.
El pueblo de los zapatistas
Luceidy Castañeda
es otra mujer destacada. Actualmente es secretaria de un grupo campesino llamado Los Muñecos, en Chinameca, Morelos , región conocida porque ahí fue asesinado el revolucionario Emiliano Zapata .
El grupo del que Luceidy forma parte cuenta con 26 hombres y dos mujeres. Trabajar con tantos varones no ha sido fácil; ella explica que como secretaria debe evaluar el trabajo que sus compañeros realizan, pero muchos aún no lo aceptan.
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Luceidy Castañeda. Trabajadora agrícola. Foto: Armando Martínez. EL UNIVERSAL.
“Siempre ha existido esa parte de que se trabaja mejor entre hombres y cuando llegó una mujer sí hubo discordias, decían que por qué mujeres, si los hombres podían. Cuando yo tomé el cargo de secretaria y me tocó administrar las labores dentro de las parcelas, se quejaron, a veces porque decían: ‘¿Cómo una mujer puede mandarnos, imponernos reglas o decirnos lo que tenemos que hacer?’”, comparte Luceidy.
La mujer morelense se dice contenta porque ya rompió un “techo de cristal” en Chinameca , pues aunque ella tiene tres hijos y su esposo, asegura haber demostrado que el lugar de las mexicanas no está en su hogar, sino que pueden realizar cualquier otra actividad.
“No hay límites, los límites se los pone una misma, a veces por los comentarios [de los hombres] que te afectan, pero no hay límites, toda mujer puede hacer el trabajo que quiera, nosotras lo podemos hacer”, asevera Luceidy.
Rezago en la ciencia
Por su parte, Celia Alpuche Aranda , directora del Centro de Investigación sobre Enfermedades Infecciosas del Instituto Nacional de Salud Pública, reconoce que en su trayectoria profesional siempre tuvo el apoyo de su familia y otros compañeros, por lo cual nunca enfrentó obstáculos por su condición de mujer. Sin embargo, explica que en el centro de investigación a su cargo sólo 30% de sus integrantes son mujeres, además de señalar que ha conocido la experiencia de otras colegas que han tenido problemas para salir adelante.
Por este motivo, Alpuche Aranda, quien también forma parte del Grupo de Expertos en Asesoramiento Estratégico de la Vacuna Covid-19, considera que si bien ha habido avances en igualdad de género, aún queda mucho trabajo por hacer para que las mexicanas puedan acceder a las mismas oportunidades laborales que los hombres.
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Celia Alpuche Aranda. Directora de CISEI. Foto: Armando Martínez. EL UNIVERSAL.
“Sí vemos algunos datos importantes, como por ejemplo, de 2015 a la actualidad todavía vemos que es significativamente mayor la cantidad de investigadores líderes o el número de investigadores que califican dentro del sistema nacional de investigadores y que son más hombres, hasta 40% más que las mujeres, y a pesar de que se ha reducido esta brecha, esto sigue perdurando”, lamenta Alpuche Aranda.