El teléfono de Valentina sonó, tenía una notificación de mensaje. El remitente supuestamente era una persona famosa de las redes sociales que ella admiraba. Conversaron toda la tarde. Al día siguiente él volvió a escribirle y tras varios meses en esa dinámica le pidió que fueran novios. Valentina estaba feliz. Él la convenció de escapar juntos.
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Valentina tenía 16 años cuando fue víctima de trata de personas con fines de explotación sexual. Su enamorado no era la persona que ella imaginó. Fue obligada a la prostitución.
El joven con quien había escapado se encargó de contactar clientes por redes sociales y cobrar distintas cantidades por Valentina. La ausencia de la adolescente preocupó a sus padres y denunciaron la desaparición en la fiscalía de Tlaxcala.
Un día Valentina llamó a su familia y dijo estar bien. Sus padres no creyeron que esa fuera la verdad. Hablaron con las autoridades, pero se negaron a investigar porque existía el precedente de que ella había dicho que se encontraba a salvo.
La joven era obligada a reunirse con clientes en parques públicos mientras era vigilada por su captor. En las redes sociales de Valentina se publicaron fotos que hicieron sospechar a su círculo cercano que era víctima de explotación sexual. Denunciaron otra vez en la fiscalía local y de nuevo fueron ignorados.
El caso de Valentina tuvo que llegar a la Fiscalía General de la República (FGR) para que se iniciara una investigación. La autoridad reconoció la calidad de víctima de la joven, corroboraron la explotación y se puso en marcha un operativo para su rescate. Un policía se hizo pasar por cliente y concretó una cita en un parque. Así recuperaron a la menor.
Tras el rescate, detuvieron al hombre que se había encargado de explotar a Valentina. El imputado era oriundo de Veracruz, y sin importar la distancia, con ayuda de las redes sociales, reclutó a Valentina.
El responsable aceptó su culpa sin juicio en un procedimiento abreviado y realizó una “reparación del daño” de 3 mil pesos; también obtuvo una sentencia de 26 años y tres meses de prisión.
Valentina no es su nombre real, fue cambiado para proteger su identidad. Actualmente está a salvo en un refugio que se encarga de atender a sobrevivientes de trata de personas.
Explotación vía streaming
Cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) muestran un incremento en la detección del delito de trata en México, pero la información pública no desglosa las diversas modalidades. Pasó de 584 en 2018 a 933 en 2022. El crecimiento del registro fue de 60% en cuatro años.
Mariana Wenzel González, directora general y cofundadora de la Asociación Nacional contra la Trata Humana en la Sociedad (Anthus), señala que a partir de la pandemia han visto una evolución del fenómeno de trata de personas porque se ha trasladado al espacio digital. “El método de captación más común es por medio de redes sociales, utilizando el enamoramiento y las ofertas de empleo. Con el anonimato es más fácil enganchar no sólo a una persona, sino hacerlo simultáneamente sin importar de dónde sea el tratante”, dice.
Anthus surgió en 2013 como un refugio para víctimas de explotación sexual y busca reintegrar a la sociedad a las sobrevivientes de trata de personas por medio de una atención integral. En los casos que acompañan se han percatado de que la tecnología es una herramienta que puede permitir, pero también impedir la trata de personas.
“Los tratantes han encontrado en el ciberespacio herramientas para reclutar, controlar y explotar a sus víctimas. Una publicación puede servir para captar una víctima o para llegar a potenciales clientes. Necesitamos prevención y sensibilización para un uso seguro del internet y mitigar el riesgo de que las personas puedan ser víctimas de trata de personas desde la red”, advierte.
La directora de Anthus destaca que las afectadas son mujeres cada vez más jóvenes para fines de explotación sexual, y son captadas con o sin violencia.
“Las nuevas estrategias que han hecho los tratantes es usar los medios remotos para difundir, seguir explotando y obtener un lucro. Sabemos que una de las tendencias es que las raptan, las inician y se filma la explotación sexual, que es transmitida vía streaming en otras partes del mundo en donde se cobra por la visualización. Esa es la evolución de este delito, que con el internet hace a la autoridad más difícil poder perseguirlo”, añade.
La Línea Nacional Contra la Trata de Personas del Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la Ciudad de México es una de las vías para denunciar y para que las víctimas reciban asesoría. La organización ha recibido reportes de distintas entidades, principalmente del Estado de México, Jalisco, Veracruz, Nuevo León y Baja California.
“En tres años se duplicó la presencia de tratantes en redes sociales y el mundo digital. La explotación sexual y laboral son las dos modalidades dominantes que se han promovido delincuencialmente desde las plataformas digitales”, refiere Salvador Guerrero Chiprés, presidente del consejo.
Creció en pandemia
En Estados Unidos, México y Canadá la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) tiene identificadas a 6 mil 374 víctimas de trata de personas, siendo la explotación sexual la modalidad más destacada, con 73%, de acuerdo con lo publicado en el Reporte global de tráfico de personas 2022.
Las mujeres adultas son las más perjudicadas, con 69%, mientras que las niñas representan 27% del total. Los tratantes emplean más violencia con ellas que contra los hombres, tanto física como sicológica, incluyendo la violencia sexual.
En estos tres países, 57% de las víctimas son explotadas sexualmente en burdeles que no están en regla; 24%, en hoteles; 11%, en departamentos facilitados por los explotadores; 3%, por la vía digital en cibersexo; otro 3% sucede en la vía pública y 1% en el hogar de los clientes; el mismo porcentaje se registra en los centros nocturnos.
“La mayoría de las víctimas son mujeres mayores de 18, y en segundo lugar son niñas que van de cero a 17 años. Además de la explotación sexual, las mujeres son utilizadas con fines de servidumbre doméstica, traficantes para venta en las calles y para trabajos en agricultura”, subraya Mario Cordero Véjar, especialista y coordinador del área contra la trata de la UNODC en México.
En el territorio nacional, la Ley General para Prevenir Sancionar y Erradicar los Delitos en Materia de Trata de Personas y para la Protección y Asistencia a las Víctimas de estos Delitos reconoce 11 modalidades del delito: esclavitud, trabajo forzado, prostitución ajena, condición de siervo, explotación laboral, mendicidad forzosa, adopción ilegal, matrimonio forzoso, tráfico de órganos y células de seres humanos, experimentación biomédica ilícita en seres humanos, así como utilización de menores de edad en actividades delictivas.
Para las víctimas existen 13 refugios localizados en cinco estados de la República, la mayoría provistos por organizaciones de la sociedad civil.
El reporte de la UNODC que cuenta con la contribución de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), señala que “la trata de personas en línea con fines de explotación sexual, incluido material de explotación como videos en vivo o material de abuso sexual infantil incrementó significativamente durante la pandemia”.
La emergencia sanitaria no sólo afectó el nivel de detección de las víctimas, también cambió la forma de operar de los delincuentes al hacer un mal uso de la tecnología a gran escala. Los victimarios utilizan la tecnología en todas las etapas de las distintas formas de explotación: sexual, trabajo forzado, remoción de órganos, entre otras modalidades de la trata de personas.
El reporte global revela que el desarrollo e innovación del internet ha facilitado la explotación de personas y las empresas tecnológicas han retardado las respuestas para documentar y reportar el abuso en ciertos segmentos de la industria, “particularmente en altos sectores de riesgo como pornografía, servicios sexuales y las búsquedas de empleo”.
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Empresas digitales, parte crucial
Las redes de trata de personas también están en las redes sociales. Las plataformas digitales, con o sin conocimiento, facilitan el uso indebido de sus infraestructuras para que se lleve a cabo este delito, informa la OSCE.
La institución europea recomienda que la legislación y la policía aseguren que las empresas de tecnología tomen las medidas necesarias para mejorar la seguridad en línea de los usuarios y apoyen a las partes interesadas en la lucha contra la trata.
Parte importante de los reportes de casos de trata de personas están hechos por la sociedad civil, por ello las organizaciones consideran importante generar información clara a través de estrategias de comunicación.
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