Arrebatar la primera sentencia en el país y América Latina por la comisión del delito de tentativa de feminicidio en un ataque con violencia química le llevó a Carmen Sánchez persistir casi 10 años dentro de una batalla de la que no existen precedentes.
Cuando la jueza María de Jesús Sánchez Cabrera sentenció a Efrén García a una condena de 46 años y ocho meses de cárcel por intentar asesinar a la mujer, al rociar en su cara y cuerpo una botella de ácido el 20 de febrero de 2014, Carmen Sánchez sintió de nuevo su piel arder, lágrimas caer, desesperación, y por primera vez consideró que fue una fortuna sobrevivir, pues todo ese dolor no fue en vano.
“Reviví ese momento en el que el ácido cayó en mi piel. Pensé en mis hijas, en mi madre, en otras sobrevivientes y en su angustia. Recordé mi propia desesperación, el dolor en mi cuerpo y la rabia que me provocó. Jamás imaginé que alcanzaría este día, y caminar estos nueve años con miedo y soledad, por fin hicieron que mi lucha haya valido la pena”, afirmó Carmen en entrevista con EL UNIVERSAL.
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Para la ahora activista, por las garantías de justicia de sobrevivientes de violencia química, el 11 de mayo fue un día histórico. El fallo abre la puerta para otras mujeres que buscan castigos ejemplares para sus agresores.
Sin embargo, señaló que también es importante alcanzar la reparación integral del daño, donde los ataques con sustancias corrosivas son la primera de todas las batallas que las víctimas deben librar, pues más adelante se enfrentan con violencia estética, económica y otras violaciones a sus derechos humanos que deberían ser resarcidas de forma obligatoria por las autoridades.
Y hace énfasis en que se debe cumplimentar la recomendación 85/2019 que la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) emitió al Estado de México en 2019, en la que solicita sean castigados 15 servidores públicos responsables de violaciones a los derechos humanos durante el proceso.
“Le arranqué sólo un pedazo de justicia al Estado, fueron 10 años caminando sin la mano de las instituciones correspondientes, y en este tiempo tuve que pasar de ser víctima a mi propia defensora, a construir mis propias redes y colectivos, y aunque tuve el soporte de todas estas mujeres, creo que ninguna debería pasar por lo que yo pasé”, refirió.
Carmen Sánchez tenía 29 años cuando su expareja, Efrén García, arrojó ácido sobre su cuerpo en dos ocasiones, luego que ella terminara su relación con él después de vivir 10 años juntos en unión libre y soportar otro tipo de agresiones.
Desde entonces, la agraviada ha sido sometida a más de 60 cirugías, orillada a vivir a escondidas, huyendo, por temor a que las amenazas de muerte en su contra se cumplieran, y víctima de violencia institucional por parte de la Fiscalía del Estado de México, que por varios años postergó la justicia en su caso.
“Todo mi camino ha valido la pena, principalmente porque todas estas conexiones ahora pueden tener la esperanza de reconstruir mi vida, y ha valido la pena también porque cree la fundación, que es la primera y única en México que apoya a sobrevivientes de este tipo de ataques, y que al verme se mantienen resistentes.
“Para mi fortuna estoy viva, la Carmen de antes del ácido no murió, y para la desgracia de él, (su agresor) también estoy viva y voy a continuar mi lucha porque el silencio no nos protege y no nos va a proteger jamás. Claro que tengo miedo, pero es más grande mi fuerza”, refirió.
Además de ser pionera en el castigo a la violencia química y en la fundación de un organismo de ayuda a sobrevivientes, Carmen Sánchez tiene aún mucho camino por recorrer, pues empeñará todo su esfuerzo también para reformar el Código Penal hasta que los ataques con sustancias corrosivas se castiguen de forma ejemplar en todo México.
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De momento, la sentencia contra Efrén García está firme, pero no fija, pues su defensa aún puede apelar, pero la puerta que Carmen Sánchez abrió no tiene cierre ni salida.
“Nos vamos a mantener firmes en estos 10 días que el agresor tiene para responder. La valentía que tengo que sostener, es la que quiero que otras mujeres vean para que se atrevan a denunciar.
“Vamos a buscar que todas las víctimas tengan justicia, no vamos a dejar atrás a ninguna, porque este es un logro que debe servir para todas”.
Su lucha inspiró a crear fundación
Caminar sola por años en la lucha por obtener justicia inspiró a Carmen Sánchez a crear la fundación que lleva su nombre para acompañar en su proceso médico, legal y sicológico a otras sobrevivientes de ataques con ácido y sustancias corrosivas.
En enero de 2021, junto con la activista Ximena Canseco, decidió emprender este mecanismo al conocer la situación de extrema vulnerabilidad en la que se encuentran algunas mujeres tras esas agresiones.
La Fundación Carmen Sánchez MX se ha dedicado a gestionar alianzas estratégicas con los sectores público y privado para prevenir, investigar, atender, erradicar y sancionar estos crímenes.
En la actualidad acompañan en su proceso a siete mujeres de seis estados.
De acuerdo con cifras de la propia organización, en el transcurso del último año han ocurrido 105 ataques con sustancias corrosivas, 38 fueron con ácido. En 96% de los casos no ha habido una sentencia, pero cuatro agresores ya fueron vinculados a proceso: tres por feminicidio en grado de tentativa y uno por violencia familiar.
“El significado que tenemos de justicia es que ninguna mujer desde niña sufra algún tipo de violencia, y después asegurarnos que haya sentencia para los agresores, reparación integral del daño y un círculo de acompañamiento”, dijo Ximena Canseco durante una plática con EL UNIVERSAL.