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Ataviado con el uniforme azul marino, con las insignias de comisionado del Servicio de Protección Federal (SPF), Manuel Espino Barrientos advierte que México podría pasar por una “etapa muy ruda” de inseguridad en los próximos tres o seis meses, ya que concluya la contingencia sanitaria por el Covid-19.
En entrevista con EL UNIVERSAL, el mando policial asegura que la pandemia dejará al país en una situación muy complicada en materia de seguridad, pues “mucha gente va a regresar y no va a encontrar trabajo, pero va a tener hambre.
“Creo que quienes están en el diseño prospectivo —es decir, los que deben ver lo que podría pasar dentro de tres, cuatro o seis meses— tienen que ir considerando la herencia que la pandemia va a dejarle al país en materia de seguridad, porque es muy complicada.
“Una vez que eso se normalice, podemos pasar por una etapa muy ruda de inseguridad. Es una estimación de sentido común que tiene que tenerse en cuenta”, comenta Espino Barrientos.
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El expanista afirma que el país sigue padeciendo inseguridad y que los esfuerzos del gobierno federal son correctivos de los “errores garrafales” de los que ya fueron, “que no tienen perdón de Dios.
“El esfuerzo que se ha venido haciendo es correctivo de los errores del pasado, errores garrafales, terribles. Por mucho que se quieran justificar los que ya fueron, no tienen perdón de Dios. Bueno, de Dios no sé si lo tengan, pero los mexicanos están en su derecho de [decir] que se hicieron las cosas mal”, sentencia.
¿Qué balance tiene a tres meses de ser el titular del Servicio de Protección Federal?
—Me siento bien. Ayuda mucho haber trabajado en seguridad pública hace muchos años, en la policía de Ciudad Juárez, además luego armé la de Hermosillo. Yo anduve uniformado mucho tiempo.
¿Cuántos elementos prevén reclutar durante este año?
—La instrucción del Presidente es que a finales de 2022 ya tengamos cubierto el servicio de seguridad de las dependencias federales. Entonces tenemos que crecer, en este año, con 13 mil nuevos policías y con 15 mil en cada uno de los siguientes.
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Por la pandemia de coronavirus hemos tenido que disminuir un poco el ritmo del incremento, pero vamos avanzando bien.
¿Qué áreas aperturó?
—Fundamentalmente, apoyé con la de crecimiento y una de información estratégica, porque en el SPF se genera mucha información que [antes] se desaprovechaba, [datos] que son para coadyuvar con las áreas de inteligencia del gobierno federal.
En la contingencia ha sido muy importante fortalecer la seguridad en los penales, por el riesgo de contagio. También se han convertido en instalaciones vulnerables los almacenes de medicina y las clínicas.
¿Cuántos elementos tienen asignados en la crisis de salud?
—Son mil 532 elementos desplegados [para] tareas específicas, como la custodia de clínicas del IMSS, ISSSTE e Insabi, que son prioridad.
¿También existe ya un proceso de depuración?
—Hemos hecho reacomodos, transferir gente de una área a otra. Hicimos 30 o más cambios, y a muchos les pedimos la renuncia para poder asignarles tareas administrativas.
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Todavía faltan algunas personas y tenemos que buscar el método administrativo para su baja o a fin de que se regularicen. Ahorita hay una buena cantidad de personal que está trabajando [desde] casa u otros que no están laborando así, pero, como dijo [Andrés Manuel López Obrador], algunos no van a regresar, sino que se les va a dar una oportunidad equivalente a la plaza que tienen.
¿No van a regresar?
—No, es que hay que adelgazar. No será el caso, posiblemente, de las áreas de seguridad. Serán pocos, porque hay personas que fueron dadas de alta aquí y no tienen la preparación adecuada para las tareas de seguridad y las metieron en plazas administrativas con deberes operativos.
Tenemos muchos espacios de policías que están asignados a alguien que hace labor de escritorio.
¿Cuál es la demanda de policías que tienen para cubrir todas las dependencias federales?
—Hoy tenemos la demanda de 40 mil policías para cubrir todo el sector público federal, ya que no se estuvieron formando para esta institución. Lo que ocurría era que se terminaban contratando servicios privados que no son muy confiables.
Son más de 40 dependencias a las que damos atención; 19 no han regularizado su contrato, y hay un adeudo de 163 millones de pesos.
¿En algún momento el Servicio de Protección Federal podría coadyuvar en labores de seguridad pública más allá del ámbito de su competencia?
—Sí, por supuesto. Ahorita estamos creciendo con base en cuatro criterios: cubrir los estados que no se consideraban —se tenían 22 y ya tenemos 23—; la demanda del servicio; el índice delictivo —concretamente los de tipo doloso—, y ahí donde se incrementa el mandar, porque si en algún momento las cosas se complican, es necesario poner un segundo círculo de apoyo a la Guardia Nacional o al Ejército.
¿Cómo ve la situación de México en materia de seguridad?
—Es evidente que el país sigue padeciendo la inseguridad.
El esfuerzo que se ha venido haciendo es correctivo de los errores del pasado, los cuales fueron garrafales, terribles. Por mucho que se quieran justificar los que ya fueron, no tienen perdón de Dios. Bueno, de Dios no sé si lo tengan, pero los mexicanos están en su derecho de [decir] que se hicieron las cosas mal.
Corregir algo que se hizo tan mal no es tan sencillo; sin embargo, yo confío mucho en que den resultados las decisiones que se han tomado para el corto plazo.
Todavía no estamos viendo los objetivos deseables y ahorita, con esto de la contingencia, tampoco es fácil apreciarlos, porque si no hubiera [crisis de salud], ¿cómo estaría la inseguridad? ¿Mejor o peor?
Creo que quienes están en el diseño prospectivo —es decir, los que, a partir de lo que está pasando, deben ver lo que podría pasar dentro de tres, cuatro o seis meses— tienen que ir considerando la herencia que la pandemia va a dejarle al país en materia de seguridad, porque es muy complicada.
Una vez que eso se normalice, podemos pasar por una etapa muy ruda de inseguridad. Es una estimación de sentido común que debe tenerse en cuenta.
¿Por el desempleo?
—Claro. Mucha gente va a regresar y no va a encontrar trabajo, pero va a tener hambre.
¿Le ha pedido opinión o asesoría el secretario Alfonso Durazo sobre la estrategia de seguridad?
—Cuando hemos tenido reuniones, platicamos de eso. Le he ofrecido hacerle unas propuestas, me ha pedido puntos de vista, y aunque no me lo solicitara, hay que aportar, en lo posible, ideas u opiniones.
Ahorita, en estos días que vienen, espero ponerme a arrastrar el lápiz para desarrollar una propuesta.
Al Ejecutivo le hice una en enero. La vio, le pareció bien y posteriormente me invitó a incorporarme al Servicio de Protección Federal.
Yo ya no tenía pensado regresar a una actividad estrictamente policial, y sí había considerado la posibilidad de reincorporarme a tareas de seguridad, pero no en una dependencia policial, sino de otro tipo, incluso de diseño o dentro de áreas de inteligencia.
Sin embargo, me pidieron que ayudara en el SPF, porque se quedó acéfalo, y adelante. Yo encantado de la vida. Aquí estamos.
¿Lo vamos a ver siempre en el ámbito de la seguridad?
—Es que nunca me he ido, nunca. Están engañados. Yo desarrollé dos tareas en mi vida personal: una fue la de seguridad, que nunca dejé. El mismo Presidente me dijo: “¿Dónde estabas?”, con esas tareas, pero las [labores] de seguridad no siempre se hacen de manera visible.