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Guadalupe, Zac.— “El temor de ser taxistas existía por los constantes asesinatos que se estaban registrando en el gremio. Incluso, a veces dejamos de trabajar por las noches, pero jamás imaginamos que un día, cuando se convivía de manera familiar, el grave error fuera toparse con unos sujetos armados que mataron a un hermano y a dos sobrinos, uno de ellos apenas tenía 14 años”, reprocha Clemente Velázquez Medellín, ex alcalde de la comunidad de Guadalupe.
Proveniente de una familia dedicada al taxi, hace 10 meses en cuestión de minutos perdió a tres de sus familiares: Francisco, Javier y el joven Valentín, hijo de su hermano Manuel Leonardo, único sobreviviente de ese ataque, quien quedó gravemente herido y estuvo una semana hospitalizado, lo que le impidió acudir al funeral de su pequeño, quien murió en el hospital cuando se le daba atención médica.
Clemente menciona que su hermano Leonardo vive con una bala en el cuerpo y camina con dificultad, puesto que ha perdido fuerza en sus piernas, aunque sin duda el mayor dolor que lo invade es la muerte de su hijo, de quien nunca pudo despedirse.
Menciona que ante la gran depresión por la que atraviesa la familia de su sobrino Javier, ha manifestado que no quiere seguir con la tradición de ser trabajador del volante. Su sobrino dejó huérfanos a tres niños. Clemente lamenta que Javier no haya podido conocer a su hijo más pequeño, porque cuando fue asesinado su esposa aún estaba embarazada.
Su hermano Francisco tenía 25 años de ser taxista y tenía tres hijos. Resume en una frase que simplemente todos sus familiares aún no se sobreponen: “Fue un duro golpe para toda la familia Velázquez”.
Clemente recuerda que ese día sus hermanos no estaban en horario laboral, fueron a despejarse a jugar baloncesto y quisieron llegar a una cervecería, donde convivirían sanamente, pero “escogieron ir al lugar equivocado y encontrarse con los sujetos equivocados”.
Menciona que a sus hermanos se les hizo fácil pedir que se quitara “la música de narcocorridos por música más del pueblo”, cuando de pronto vieron que se molestaron unos hombres. Al ver que comenzaron a agredirlos y se quiso generar una trifulca, uno de sus familiares logró grabar con su celular los insultos, video que les permitió identificar a los culpables.
Los sujetos comenzaron a dispararles a quemarropa, incluso, menciona que el joven Valentín, al darse cuenta de la agresión, buscó escapar y refugiarse debajo del automóvil, pero uno de los agresores fue y le disparó hasta donde estaba escondido. Luego se dieron a la fuga.
“Todo esto nos ha marcado, pero duele más porque no hay avances en las investigaciones. No hay una conclusión, a pesar de que les hemos generado [a las autoridades] herramientas para que puedan detener [a los culpables] y liberar órdenes de aprehensión. Creo que para la autoridad todos los asesinatos sólo se ven como cifras. A la fecha no se ha impartido justicia porque los responsables siguen libres. Hoy, toda la familia dejamos de invertir y hemos perdido interés por mejorar el parque vehicular”, afirma.
Clemente Velázquez tiene más de 38 años de pertenecer a este gremio, pero asegura que desde 2010 la actividad de taxista se ha vuelto vulnerable, porque en este lapso han ocurrido cerca de 40 asesinatos. Lamenta que la autoridad diga que estos homicidios dolosos están relacionados con el crimen organizado.
Menciona que hay otro tipo de estragos, porque se han dado muchos casos de gente proba, como el caso de un concesionario de la tercera edad, quien perdió todo su patrimonio al indemnizar a la familia de un chofer que nada tenía que ver con el crimen.
Comenta que ahora ese ex taxista sobrevive de lo que se gana embolsando en las tiendas departamentales.
En su caso, destaca que desde hace años instaló el botón de pánico en todas sus unidades, lo que ha permitido que se hayan rescatado a tres de sus choferes, a quienes trataron de secuestrar.
Además, sus choferes no hacen viajes por las noches a zonas peligrosas, sin contar que hay una gran rotación de trabajadores del volante por esta situación.