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San José.— Por abrumadora mayoría, el Congreso de Perú declaró ayer persona non grata al presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, por lanzar acusaciones “injerencistas, irresponsables e ideologizadas” y “cargadas de falsedades” sobre la crisis peruana y por negarse a transferir el mando temporal de la Alianza del Pacífico a la gobernante, Dina Boluarte.
En México, ni la Presidencia de la República ni la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) habían emitido alguna postura en torno a la decisión del Legis-lativo peruano.
Ayer, con 65 votos a favor, 20 en contra y dos abstenciones (107 de 130 legisladores), el Congreso de la nación sudamericana convirtió a López Obrador en el segundo mandatario al que nombra persona non grata y exigió impedir que entre a Perú.
El Congreso otorgó ese estatus en febrero al presidente de Colombia, Gustavo Petro, por tildar de “nazis” a los policías peruanos que enfrentaron la violencia política que estalló a partir del 7 de diciembre pasado en Perú, luego de que el Congreso destituyó, por incapacidad moral, a Pedro Castillo de la presidencia y designó a Dina Boluarte.
Designar persona non grata a López Obrador “sintoniza legal, emocional y racionalmente” con la actitud del pueblo de Perú “de no permitir la injerencia foránea en sus asuntos internos”, adujo el analista político y periodista peruano César Campos.
“López Obrador miente descaradamente a los mexicanos y al mundo sobre lo que ocurre en Perú. Su solidaridad con el delincuente Castillo lo coloca en la esfera de auténtico padrino gansteril latinoamericano que poco tendría que envidiar a los mafiosos estadounidenses del siglo XX”, comentó Campos a EL UNIVERSAL.
“López Obrador es una pesadilla regional de la que sólo los mexicanos podrán librarnos a quienes damos enorme valor a la vieja y nunca deteriorada hermandad” entre México y Perú, agregó el especialista.
Al admitir que la institucionalidad de Perú es “muy débil” y con “muchos contratiempos”, alegó que “en los mismos cauces constitucionales (…) la ciudadanía se allana a la autoridad de [Dina] Boluarte y la considera legítima presidenta”.
López Obrador se negó a reconocer a Boluarte como presidenta, la acusó de usurpadora y recalcó que Pedro Castillo es el legítimo. Boluarte deberá concluir el quinquenio que Castillo inició en julio de 2021.
La salida de Castillo deterioró el nexo México-Perú por un cruce de ataques. Castillo fracasó en diciembre pasado en intentar un golpe de Estado y disolver el Congreso, pero fue destituido por los congresistas, detenido y sometido a la justicia.
“La posición de López Obrador es una pataleta infantil”, narró a este periódico el médico peruano Luis Solari, exprimer ministro de Perú, al fustigarlo por negarse a pasar el timón de la Alianza del Pacífico a Boluarte.
Por la negativa mexicana, la alianza, creada por México, Colombia, Chile y Perú en 2011, cayó en su peor controversia.
“López Obrador victimiza a Perú ante los más de 60 países observadores de la alianza y diciéndoles a esos países que no entren a la alianza porque hay un tratado que él se niega a cumplir”, afirmó.
A consulta de este diario, el abogado y politólogo peruano Josef Zielinski, profesor de Ciencias Políticas de la (no estatal) Universidad de Lima, recalcó que López Obrador “mete sus narices en la política de Perú” y “opina” sobre lo que “no debería por ser absolutamente interno (...) ¿Por qué mete sus narices en la soberanía peruana?”, reclamó.