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Tras más de 15 años de no ver a sus hijos que viven en Nueva York, Estados Unidos, Adalberta Hernández viajó a esa ciudad, pero sólo disfrutó a su familia unas semanas, ya que murió por complicaciones de salud, luego de contagiarse de coronavirus.
Su muerte ocurrió el 23 de marzo; sin embargo, el cuerpo sigue en la morgue del Metropolitan Hospital Center, en Manhattan.
Gloria García Hernández, hija de Adalberta, cuenta a EL UNIVERSAL que luego del fallecimiento de su madre, le pagaron a la Funeraria Ortiz de aquella zona para que hiciera los trámites necesarios y sacara el cadáver.
No obstante, hace dos días recibieron una carta del hospital en la que les informaron que los restos siguen en la institución médica.
La familia de la víctima no ha tenido respuesta de la funeraria. Lo que se espera es que a través del consulado mexicano se tenga alguna ayuda para resolver el caso.
Personal de esa dependencia dijo que se comunicaría con los deudos, pero hasta el cierre de esta edición, esto no ha ocurrido.
El paseo
Adalberta Hernández era originaria de Izúcar de Matamoros, Puebla; vivía en Morelos y tenía lustros de no ver a sus hijos, que emigraron a la Unión Americana.
La septuagenaria se sumó al programa Corazón de Plata, Reuniendo a Familias Morelenses, cuyo objetivo es que los padres, ya de la tercera edad y que durante años no han visto a sus hijos que emigraron, se reúnan con ellos.
A Adalberta, sus familiares le financiaron todo: los pagos de pasaporte, la visa estadounidense y el boleto de avión. El grupo de Corazón de Plata partió a Nueva York el 21 de febrero, y la señora logró volver a ver a sus hijos.
Para el 15 de marzo, la madre de Gloria, quien reside en Brooklyn, comenzó a sentirse mal y tuvo dolor en el pecho. Debido a que durante los fines de semana no hay consultas en hospitales públicos, la señora Adalberta fue llevada a un médico privado.
La poblana padecía diabetes y asma, así que los estudios arrojaron un alto nivel de azúcar y presión baja. Se le hicieron otros análisis de los pulmones, debido a la dificultad para respirar, y la sugerencia de los expertos fue una inmediata hospitalización.
El lunes 16 de marzo, la mujer ingresó al Metropolitan Hospital Center. Dos días después recibieron una llamada del hospital para informar que la mujer estaba estable y podían visitarla.
“Llegamos como al mediodía, pero no pudimos verla, porque le habían hecho nuevos estudios y resultó que tenía coronavirus.
“Regresamos a casa y volvieron a hablar para decirnos que estaba más delicada y pasaba a cuidados intensivos, porque la tenían que entubar. Ya no la pudimos ver”, relata la hija de la víctima.
El pasado 23 de marzo, la primera llamada del día que recibió la familia fue para decirles que el estado de salud de la mujer se había agravado; tres horas después, les notificaron que había muerto.
En medio del dolor, se comenzaron a hacer los trámites para el sepelio.
Se contrató a la Funeraria Ortiz, que se comprometió a hacer todos los trámites para sacar el cuerpo. El negocio pidió hasta 15 días para acabar con todo, debido a lo complejo de la situación, pero el cuerpo de su madre aún está en la morgue del nosocomio.
“La funeraria no hace su trabajo. Hablamos y no dan explicación. La iban a cremar; sin embargo, aún no están las cenizas. El consulado sabe de la muerte, porque el hospital avisó. Pedimos ayuda para que la funeraria responda”, dice Gloria.