Los primeros dos años del gobierno de en materia económica han estado marcados por la problemática de la transición con un gobierno austero que se propone transformar al país y la crisis generada por la pandemia por Covid-19 .

“Han sido dos años de un cambio radical en las relaciones del poder político y el poder económico que ha afectado la certidumbre y diluido la idea de un proyecto común de crecimiento. El proyecto del ejecutivo no permite que se compagine con otros grupos de intereses que podrían ayudar al crecimiento”, comentó Aníbal Gutiérrez , profesor e investigador de la Facultad de Economía de la UNAM.

El proyecto económico del gobierno es fundamentalmente combatir la corrupción y la pobreza, así como sentar las nuevas bases del crecimiento a partir de la actividad energética. Al principio se planteó que la inversión privada era importante para el crecimiento, sin embargo, al mismo tiempo, se fueron tomando decisiones que afectaron determinados proyectos de inversión.

Destaca el caso del Aeropuerto de la Ciudad de México , después vino la renegociación en la parte eléctrica y los gaseoductos y ha estado permanentemente en tensión todo lo que es la participación privada en energía, por ejemplo, las nuevas fuentes alternativas.

Lo anterior agudizó lo que es normal en cada cambio de administración, que es el estancamiento de la inversión privada a la espera de cómo venían las cosas con el nuevo gobierno. Durante el primer año de gobierno, la inversión física del país se contrajo 5.1%, la caída más fuerte en diez años.

Esto trajo como consecuencia que la economía en general reportará una disminución marginal de 0.3% en 2019, el peor resultado para un primer año de gobierno desde la administración de Vicente Fox , con lo que la generación de empleos en el sector formal de la economía fue apenas de 342 mil plazas, el menor monto desde 2009, producto en aquel entonces de la c risis financiera internacional.

El primer año de la administración se cerró con la incertidumbre de si se extendería la contracción productiva cuando se atravesó la pandemia por Covid-19 y se vino la caída en picada de todos los indicadores. En marzo pasado salieron del mercado laboral 12 millones de personas y la economía reportó una contracción histórica de 18.7% en el segundo trimestre del año a tasa anual.

“La crisis trajo como consecuencia que se demandaran apoyos al consumo y a la inversión traducido en apoyos a las familias y a las empresas, pero la administración no dio señales positivas de apoyarlas”, advirtió Aníbal Gutiérrez.

Lo anterior, deterioró aún más la relación con el sector privado y en segundo lugar no generó condiciones para que las pequeñas y medianas empresas lograran mantener capacidades de producción latentes que facilitaran su recuperación, agregó el académico.

En materia de finanzas públicas, el gobierno de la 4T se ha caracterizado por la disciplina fiscal, conteniendo el gasto, evitando la deuda y combatiendo la evasión. El presupuesto que de por sí era insuficiente, no ha crecido y para 2020 se redujo 0.3%, con lo que se han creado más tensiones.

En opinión de Aníbal Gutiérrez, “lo que se ha hecho es reorientar los recursos dentro del presupuesto, afectando la capacidad de operación de muchas dependencias federales, para financiar los programas del ejecutivo, llevándose entre 400 y 600 mil millones de pesos, dependiendo de la lista que se haga de los programas prioritarios del presidente”.

Los programas están concentrados en apoyar a los que menos tienen, sin embargo, habría que ver si una simple transferencia monetaria a dicha población ayudará a crear condiciones para abandonar permanentemente una condición de pobreza, cuestionó el especialista.

Producto de la crisis, la población en pobreza laboral, es decir, cuyo ingreso es insuficiente para cubrir el costo de la canasta alimentaria, pasó de 35.7% en el primer trimestre a 44.5% en el tercer trimestre del año, de acuerdo con las estimaciones más recientes del Coneval. “Para darle vuelta a este repunte de la pobreza no hay política ni instrumentos, las políticas que se están siguiendo son las mismas que al inicio de la administración, cómo si no hubiera habido pandemia”, criticó Gutiérrez.

Si bien, en materia tributaría el gobierno de AMLO ha hecho avances importantes en el combate a la evasión, en particular de las grandes empresas, la falta de crecimiento e inversión ha limitado la capacidad de expansión de los ingresos.

Para 2021, el reto del gobierno será retomar la senda del crecimiento económico, la inversión y el empleo, en el marco de la superación de la pandemia y el proceso electoral que marcará el quehacer político del actual gobierno.

Transición, empantanada por la crisis y la austeridad
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