El tráfico ilícito y el desvío de armas pequeñas y ligeras, así como su acumulación y proliferación en distintas zonas“es una amenaza a la paz y a la seguridad internacionales”, advirtió el canciller Marcelo Ebrard, en el debate abierto El impacto del desvío y tráfico de armas para la paz y la seguridad, en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

Ante más de 50 representantes de los países miembros, señaló que dicho flagelo es un fenómeno global que afecta en múltiples dimensiones a la población: “Destruye el tejido social, propicia la violencia, en especial contra grupos vulnerables. Genera desplazamientos y flujos irregulares de personas que desean escapar”.

Dijo que, a pesar de las acciones que desde la ONU se han emprendido para fortalecer la cooperación a fin de prevenir y contrarrestar las prácticas ilegales en el mercado de armas, “nuestros esfuerzos han sido, debemos reconocerlo, insuficientes”.

“Debemos hacer más para disminuir el desvío y tráfico de armas y sus consecuencias negativas, en particular en países que se debaten con altos niveles de violencia criminal”, exigió.

Recomendó que los actores privados contribuyan con acciones decisivas de autorregulación y de monitoreo de sus cadenas de distribución, “a fin de evitar el desvío y tráfico ilícito de las armas que producen”, así como asegurarse de que no lleguen a grupos criminales.

Para explicar las consecuencias del tráfico ilegal de armas, el canciller señaló que cada día alrededor de 500 personas pierden la vida y otras 2 mil resultan heridas por disparos de armas.

En América Latina, continuó, se presentan cifras de violencia y muertes por armas de fuego aún mayores que las observadas en varias de las zonas en las que se reconoce un conflicto armado: “En cerca de 75% de los homicidios y feminicidios está involucrada un arma”.

Lamentó que mientras los conflictos armados afectan en múltiples dimensiones a la población, “las compañías productoras de esas armas, con prácticas irresponsables, mantienen ingresos abundantes”.

“Dicho de manera clara y sencilla: si no hubiera una disponibilidad casi ilimitada de armas, la mayoría de los conflictos armados bajo la agenda del consejo tendrían más oportunidades de soluciones pacíficas”, aseveró.

Pidió la cooperación de todos los niveles, empezando por el bilateral. Recordó que a principios de agosto de 2021 México presentó una demanda contra compañías privadas en Estados Unidos, “por prácticas intencionales y negligentes en la producción y comercialización de armas”.

Solicitó el apoyo de las naciones a nivel regional y multilateral: “México cree que no basta con que el consejo promueva y fortalezca esquemas de gestión de armas y municiones, sino que es imperativo atender el ciclo completo de vida de las armas, incluidas la intermediación, la transferencia y los usuarios finales.

“Nuestras gestiones deben poseer un enfoque preventivo, como se debatió aquí mismo la semana pasada, con el fin de mejorar la identificación de riesgos y evitar que las armas caigan en las manos equivocadas”, añadió.

Consideró importante consolidar controles fronterizos efectivos e integrales, fomentar la coordinación entre autoridades de los distintos países por donde las armas transitan, generar bases estadísticas rigurosas y diagnósticos certeros sobre las dinámicas, rutas y tendencias del tráfico y desvío de armas en situaciones de conflicto armado, más y mejores mecanismos para monitorear y prevenir las transferencias internacionales ilícitas y el desvío del comercio, entre otras.

“Atendiendo los mandatos del Consejo de Seguridad podemos contribuir a articular un régimen que permita un mejor control de las transferencias de armas y municiones y un comercio más responsable, que prevenga el desvío y el tráfico transfronterizo”, concluyó el funcionario.

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