Nación

Juicio a García Luna: testigo colombiano desata risas en la Corte

En su relato durante el juicio a García Luna, El Conejo recordó su “mansión de fantasía”

El colombiano Harold Mauricio Poveda Ortega, alias El Conejo, rindió testimonio en el juicio contra Genaro García Luna que se sigue en una corte federal de Nueva York. Foto: Archivo/ Reuters
02/02/2023 |02:33
Agencias
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Nueva York. — A lo largo de esta semana, el juicio contra Genaro García Luna se hizo tan tedioso que el juez Brian Cogan tuvo que llamar la atención del jurado, pues algunos de sus miembros cabecearon constantemente. Pero no ayer. Con sus declaraciones, incluyendo que Arturo Beltrán Leyva quería “cortarle la cabeza” al exsecretario mexicano de Seguridad Pública, Harold Mauricio Poveda Ortega, El Conejo, no sólo mantuvo despiertos a todos, sino que provocó más de una carcajada.

Poveda, de origen colombiano, trabajaba para Beltrán Leyva, a quien incluso llamaba “tío”. Un contraste muy grande de cuando lo conoció, pues, siendo un narco “independiente”, a Beltrán no le pareció que se cruzara en su camino y quería borrarlo del mapa. Al menos según el testimonio del mismo El Conejo, quien contó una primera anécdota que causó risas. Entonces, era amigo de Ismael El Mayo Zambada, y éste le ayudó a huir a Colombia, vía el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. Aquí, contó, las fuerzas federales no sólo “me cargaron las maletas”, sino que lo trataron de lujo. “Una belleza”.

La guerra entre cárteles colombianos lo hizo regresar a México y hacer las paces con Beltrán Leyva, de quien se haría muy cercano, y tanto que estaba con él cuando, ya divididos los Beltrán Leyva del Cártel de Sinaloa, García Luna fue secuestrado. Esta versión ha sido corroborada en el juicio por varios testigos, que aseguran que Beltrán Leyva estaba muy enojado porque consideraba que García Luna, a quien el gobierno de Estados Unidos acusa de estar “en la nómina” del Cártel de Sinaloa y de los Beltrán, y de haberles ayudado a traficar toneladas de cocaína, estaba beneficiando más a El Chapo y eso implicaba que había más operativos en contra de los embarques de cocaína de los Beltrán.

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Así las cosas, Poveda narró que Beltrán dijo: “Acaban de levantar al hijo de su puta madre de García Luna”. Poveda no sabía quién era éste, y preguntó. “Es el jefe de la Policía Federal, el que nos anda haciendo chingaderas por medio de El Mayo Zambada, El Chapo y El Rey [Jesús Zambada]”.

Beltrán continuó: “Voy a matar a ese hijo de su puta madre, voy a enviar su cabeza para que vea que conmigo no se juega”. Poveda, viendo quién era el secuestrado, pensó en los problemas que ese asesinato podría provocar. “Pero no lo mates. Se nos va a venir el gobierno encima...”, recomendó. Finalmente, Beltrán Leyva “sólo lo secuestró [a García Luna]” y después de hablar con él siguieron negociando.

Desenfadado y sin pelos en la lengua, El Conejo, que aparentemente recibía ese apodo porque marcaba sus paquetes de cocaína —envió más de mil toneladas a Estados Unidos, según su recuento— con el símbolo de Playboy, logró mantener la atención del jurado en todo momento, aunque en ocasiones no comprendía lo que decía el testigo, a pesar de la traducción.

Como cuando habló de su gato blanco persa, al que llamó Perico, uno de los nombres con que se conoce a la cocaína. El jurado no entendió por qué los medios presentes en el lugar se reían.

Tampoco faltaron lágrimas en este día. Poveda se puso sentimental cuando la fiscalía le mostró un video que en su momento difundió EL UNIVERSAL de una propiedad que tenía en el Desierto de los Leones, en la Ciudad de México, y que fue allanada por la Secretaría de Seguridad Pública. En “la mansión de fantasía”, como se le denominó, había dos leones africanos, dos panteras negras, un hipopótamo, un tigre blanco y otro albino, cabañas con lujosos acabados y un sauna privado al que se llegaba por un puente colgante.

A Poveda se le cortó la voz al recordar a sus animales.

El Conejo logró huir de aquel operativo que se realizó, según le contó Beltrán, por un pitazo de El Mayo Zambada.

Corroboró también las versiones que dieron testigos previos sobre la detención de Jesús El Rey Zambada, en 2008, en cuanto a que los Beltrán Leyva estuvieron detrás del operativo. Pero aportó un dato adicional: El Conejo recibió el encargo de repartir entre medios mexicanos no identificados 300 mil dólares para que difundieran la nota de la captura y la foto de El Rey de manera expedita, para evitar cualquier “canje” o transa por parte de la policía.

Con información de agencias

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