Una veintena de escudos, con otros tantos agentes vestidos de táctico militar, armados con sus macanas, protegen la entrada de las obras del cuartel de la Guardia Nacional en Tepetlaoxtoc al oriente del Estado de México. Frente a ellos, medio centenar de vecinos de la zona que se oponen a su instalación en este predio en concreto, el único espacio verde y deportivo del municipio. Atrás, dos elementos más observan con sus amenazantes fusiles Xiuhcóatl en posición de descanso.
La mañana del 3 de noviembre, los pobladores opositores, una amalgama de gente mayor, deportistas y jóvenes, intentaron tomar las obras y detenerlas.
Tras tres meses de conflicto, 12 reuniones con autoridades y ver cómo las obras se saltaban el entendido de esperar a contar con un acuerdo sobre la conveniencia o no de tener una instalación de seguridad en una zona de uso vecinal, levantaban esos barracones a toda velocidad; pensaron que era la única forma en la que podían presionar.
“No nos oponemos a la Guardia [Nacional], pero aquí no; es un área deportiva y no sabemos qué puede pasar. ¿Y si llegan a atacarles? ¿Y si hay una bala perdida?”, resume Irene Amador, ama de casa de 50 años, la posición de este grupo de vecinos. “La señora [alcaldesa Eva Bustamante] tomó el atrevimiento de meternos aquí a la Guardia como si ella fuera la dueña del área deportiva”, dice.
“Ahí hay un señor con un arma. ¿Por qué lleva armas? Nosotros no llevamos nada, yo sólo tengo mi yogur”, y muestra un bote de líquido sabor fresa.
Este es uno de los 500 cuarteles que la Guardia Nacional quiere dejar construidos a finales del sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador. Este en particular, se supone dará servicio a siete municipios cercanos y tendrá 120 elementos.
El predio es un área deportiva. Hay un frontón, una cancha de futbol rápido, varias de basquetbol, área infantil, un circuito de atletismo y una cancha de futbol reglamentaria. Justo estos dos últimos son los afectados. Le han quitado una fracción al campo de futbol y una parte al circuito.
Se buscó tanto a Bustamante como a la Guardia Nacional para una serie de preguntas, pero decidieron no responderlas.
La imposición
“El problema aquí con la Guardia Nacional es que se ha creado un conflicto social, debido a que no hubo ninguna consulta a la ciudadanía ni se le informó”, explica César Ovanel, delegado de primera demarcación de Tepetlaoxtoc.
Él se enteró el 10 de agosto, cuando vecinos le preguntaron qué estaba pasando en el polideportivo. Acudió a ver y al tomar fotos, un representante de la Sedena le largó de malos modos.
El 16 de agosto, un club deportivo de la zona decidió tomar la iniciativa y bloquear las entradas para detener la obra.
“La Sedena cesó los trabajos y durante un mes tuvimos 12 reuniones”. Los opositores al cuartel propusieron otro predio. Fue evaluado por la Sedena y determinó que no era apto.
“No hubo evaluación por ninguna autoridad ni empresa independiente. No fue justo y ese día se rompieron las negociaciones”, lamenta Ovanel.
Los primeros días de octubre, dice, trajeron 50 elementos de la Guardia al municipio y los hospedaron en el auditorio municipal, también en la zona deportiva.
La mañana del 3 de noviembre llegó la Secretaría de Gobernación para mediar. Tras un breve discurso por su parte, en el que les pidió esperar para parar las obras, les contestó Jorge Cando, vecino y activista contra el antiguo nuevo aeropuerto:
“Gobernación sólo ha estado dilatando; las mesas han servido para que el cuartel avance”.
El representante de Gobernación pidió confianza y propuso una reunión para el día siguiente en Ciudad de México para que estuvieran “los altos mandos”.
Los vecinos empezaron a gritar y tomó la palabra Ignacio del Valle, histórico líder de Atenco:
“Nos presentan como si fuera un privilegio ir con esos altos mandos. No. Ellos son los que deben venir. Cuando los políticos nos necesitan nos llaman; cuando ya han llegado, se olvidan”.
Se suspendieron los trabajos y se acordó que la reunión fuera ahí mismo, en ese punto. Finalmente, el encuentro fue en la Ciudad de México. Las obras del cuartel de la Guardia Nacional se reanudaron el viernes.
Los vecinos lograron reunirse con gente de Palacio Nacional. Prometieron llevar el asunto a su jefe. Parece que el único con poder para detener a la Sedena es el presidente López Obrador.
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