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“Mi hija mayor me ha dicho: ‘No quiero que te maten, mamá, por favor pide ayuda’”, cuenta Liliana, quien desde hace nueve meses, cuando iniciaron las amenazas de muerte por parte de su expareja José Luis, ha puesto cadenas y candados en la puerta de su casa, en la alcaldía Gustavo A. Madero.
Los problemas comenzaron durante el embarazo de Liliana. Al cuarto mes de gestación, el médico les confirmó el sexo del bebé: era una niña y parecía estar en perfecto estado de salud. Esta noticia molestó a José Luis, quien pensó que sería un niño al que llamaría Luciano.
“Yo noto de inmediato la molestia. Fue muy grosero con el doctor. Le dijo que se fijara bien, que si sabía bien lo que hacía porque él había hecho un varón”, relata Liliana.
A partir de ese momento, las cosas cambiaron. José Luis se volvió agresivo con Liliana y sus otros dos hijos, la insultaba, humillaba y agredía física, verbal y emocionalmente.
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En una ocasión, aventó a Liliana al suelo y le comenzó a pellizcar los brazos mientras le gritaba que no podía ser niña la bebé que estaba a punto de nacer. Liliana, atemorizada, le pidió que se fuera de su casa, pero él siguió molestándola a través de llamadas telefónicas y mensajes de WhatsApp y Facebook.
“Me manda mensajes insultándome porque no le pude dar un varón. También envía fotografías de armas diciéndome: ‘Pum, la tengo reservada para ti, pendeja. Con esta te voy a partir tu madre’”, detalla.
Liliana solicitó ayuda en diferentes instituciones, como el Centro de Justicia para la Mujer en Azcapotzalco; demandó medidas de restricción que no le han sido concedidas; levantó denuncias ante el Ministerio Público y pidió ayuda a organizaciones civiles, pero nada ha sido suficiente, pues las amenazas siguen.
“Él sigue insultándome y me dice que las demandas le valen madre. Nunca ha respetado los códigos de seguridad, medida de restricción ni a ninguna autoridad”, dice.
Le dijo que entraría a su domicilio “a partirle su madre” y lo cumplió. El pasado 26 de septiembre, un día después de haber recibido una orden de restricción del Ministerio Público de Azcapotzalco, el sujeto entró a su casa con cinco personas.
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“Eran las 20:00 horas cuando entraron a mi casa a golpearnos a mis hijos, Erick y Zoé, de 15 y 11 años, a mi papá, de 74, y a mí.
“A Erick lo golpearon en la cara, Zoé se escondió en el baño con su hermana Luciana, de 11 meses, y yo les suplicaba que se fueran”.
Actualmente, con cuatro carpetas de investigación y tres medidas de restricción, José Luis no se ha presentado a las audiencias y sigue amenazando a Liliana enviándole fotografías con armas largas.
“Vivo con miedo, no sé a qué autoridad acudir. No se presenta a las audiencias y la juez muy tranquila me dice: ‘No se preocupe, lo voy a volver a citar’. Le enseño las fotos de las armas y le digo que por favor me ayuden, que me va a matar. Me dice que tengo medidas de restricción y que eso es lo me puede dar.
“Él ha violado esas medidas una y otra vez, me va a matar”, dice.
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Si José Luis no acude a la próxima audiencia, será detenido por 36 horas. Para Liliana eso no tiene ninguna relevancia, pues recuerda el caso de Abril Cecilia, madre de familia de 46 años y quien fue asesinada a balazos el pasado 25 de noviembre tras salir de una de las salas orales del Reclusorio Oriente, donde Juan Carlos, su expareja, se presentaría a un procedimiento tras haberla golpeado. Juan Carlos no se presentó. Abril salió rumbo al aeropuerto en compañía de dos de sus tres hijos cuando dos sujetos le dispararon. El principal sospechoso del asesinato es su exesposo.
“Si no va, lo detienen 36 horas y me va a pasar como a la chica [Abril], que lo dejaron y la mató”, dice.
Una de las alcaldías con mayor porcentaje de violencia de género, según la Red de Información de Violencia Contra las Mujeres, es la Gustavo A. Madero. Además, ocupa el lugar 11 de los 100 municipios con delitos de feminicidio entre enero y octubre, según la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana.