Hace unas semanas, el reportaba que 40% de mexicanos esperaba una mejoría en su economía familiar en el lapso de un año. Sólo 18% prevé un deterioro y el resto preveía estabilidad (los datos están disponibles en Oraculus.mx).

La irrupción del y la consiguiente declaración de emergencia sanitaria trastocaron las expectativas de los mexicanos. Hoy impera el pesimismo. De acuerdo con la última encuesta nacional de Buendía y Laredo, 70% de los ciudadanos ve probable que el ingreso familiar disminuya en las siguientes cuatro semanas. Un porcentaje similar considera probable que algún miembro de su hogar pierda el empleo.

También hay pesimismo en temas relacionados con la epidemia: alrededor de dos tercios de los entrevistados considera probable que haya desabasto de medicamentos y alimentos en algunas zonas del país.

En cuanto a la probabilidad de contagio, 33% de los encuestados considera probable que algún miembro del hogar se enferme.

El pesimismo aumenta cuando se piensa en la posibilidad de recibir atención médica adecuada: 48% cree muy/algo probable que no pueda recibir atención médica en caso de necesitarla.

Si bien hay un alto respaldo a la forma en que el Jefe del Ejecutivo federal y los gobernadores han enfrentado la epidemia de coronavirus, se registra un menor apoyo a las medidas tomadas para paliar los efectos económicos por la crisis sanitaria.

Además, la continuación de proyectos emblemáticos de este gobierno, como la refinería Dos Bocas, en Tabasco, no resultan prioritarios para los ciudadanos.

Ante la disyuntiva de apoyar a las pequeñas y medianas empresas (Pymes) para evitar la pérdida de empleos o continuar con la construcción de la nueva la refinería para crearlos, 71% de los mexicanos entrevistados se inclina por impulsar a la pequeña y mediana empresas.

Pese a que muchas voces han defendido la necesidad de endeudamiento público para reactivar la economía, los ciudadanos se oponen: 70% cree que el gobierno tiene dinero suficiente parea enfrentar la crisis sanitaria por el Covid-19.

Los efectos políticos de las expectativas negativas están por cuantificarse; sin embargo, su existencia representa ya un parteaguas en la opinión pública sobre el Presidente de la República y su administración.

La victoria electoral de Andrés Manuel López Obrador en julio de 2018 modificó radicalmente la visión que los ciudadanos tenían sobre el futuro económico del país y de sus hogares.

En cuestión de horas transitamos del pesimismo al optimismo. El futuro se advertía promisorio y dicha percepción se mantuvo por meses. Fue el sustento de los altos niveles de popularidad presidencial. Ahora la administración tendrá que reinventarse para ganar el apoyo.

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