Aspirante a ocupar el cargo de rector de la UNAM, Imanol Ordorika, director general de Evaluación Institucional de la Máxima Casa de Estudios, es uno de los académicos que junto a estudiantes, trabajadores y funcionarios de la institución impulsa que la Junta de Gobierno, que es la encargada de elegir al próximo rector o rectora, organice debates entre quienes buscan relevar al aún rector Enrique Graue Wiechers.

“En la Junta de Gobierno prevalece una tendencia conservadora, que es bastante reacia al cambio en la Universidad. La situación actual de la UNAM y la necesidad de generar cambios, plantean hoy un reto muy grande a quienes forman parte de la Junta de Gobierno de poderse colocar más allá de esa tendencia conservadora”, señala.

En entrevista con, el académico dice de inicio que en este proceso para elegir rector no habrá piso parejo, aunque confía en que a través de argumentos sólidos se puedan generar cambios, como el de un debate entre los aspirantes a la Rectoría.

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“La Junta de Gobierno debería de abrirse a darle voz a una comunidad universitaria que se empieza a expresar para participar abiertamente en el proceso”, comenta.

Dirigente del Consejo Estudiantil Universitario (CEU) surgido a mediados de los 80, Ordorika considera que aunque los integrantes de la Junta de Gobierno de la Máxima Casa de Estudios son gente honorable y reflexiva, en ese órgano prevalece una tendencia conservadora bastante reacia al cambio en la UNAM.

¿Considera usted que hay piso parejo en este proceso de sucesión del rector?

—No creo que el piso sea parejo de inicio, pero tengo la expectativa de que con argumentos sólidos podamos hacer que, por ejemplo, se pueda dar un debate público entre los aspirantes a la Rectoría de cara al conjunto de universitarias y universitarios y de cara a la sociedad. Que la Junta de Gobierno pueda abrirse para escuchar los argumentos tanto en esa discusión pública como en las entrevistas y que esperamos que este órgano esté dispuesto a darle voz a la comunidad, que se empieza a expresar motivada e interesada en participar en este proceso.

Y es que desde la óptica del académico universitario, en ocasiones la apuesta de la Junta de Gobierno es que no exista demasiado interés ni información, aunque dice que confía en que el órgano no esté en ese punto. Creo que hubo una buena respuesta a la insistencia que tuvimos de que emitiera la convocatoria lo más pronto posible, porque así se hizo.

Yo espero que haya una enorme sensibilidad para evaluar el momento que vive la Universidad e insisto, hacer del tema sucesorio una discusión sobre el cambio universitario.

¿Cómo empujar a que esta propuesta de los debates entre los aspirantes a Rectoría sea aceptada por la Junta de Gobierno?

—Hay peticiones por escrito de la comunidad universitaria en este sentido. El viernes pasado se entregó una carta a los integrantes de la Junta de Gobierno, firmada por estudiantes, personal académico, trabajadores, trabajadoras y por funcionarios. Existe una parte de la comunidad que plantea que es necesario

El debate entre aspirantes no necesariamente tiene que ser un solo evento. Creo que debe haber un evento público transmitido por Televisión Universitaria o por Radio UNAM en uno de los auditorios más grandes de la Universidad o en la Sala Nezahualcóyotl para que pueda haber la mayor presencia. Se tiene que escuchar lo que tenemos que decir y la capacidad que tenemos para argumentarlo e intercambiar puntos de vista con las otras personas que participen en el proceso.

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Creo que podemos dar el ejemplo al país y me parece que es fundamental, de cómo es posible discutir políticamente sin generar una polarización y una confrontación como las que hoy prevalecen en el sistema político mexicano.

¿Cuáles serían los cambios que usted realizaría en la UNAM de llegar a ser el nuevo rector?

—Ubicar en el centro de la vida universitaria al estudiantado y la labor docente de la Universidad, equipararlo en importancia con el trabajo de investigación, erradicar la violencia contra las mujeres y establecer condiciones de igualdad para que ellas ingresen a la Universidad como estudiantes, desarrollen sus carreras académicas y que se incorporen como personal académico en números más altos, a los espacios más altos de las jerarquías académicas de la UNAM.

También, reestablecería los equilibrios entre las funciones universitarias, entre los campus. Las condiciones de las FES, por ejemplo, no son las mismas que en CU, mucho menos en los CCH y preparatorias. Así que hay que reestablecer ese equilibrio y erradicar desigualdades como las que existen con el personal de asignatura con los sueldos y prebendas muy elevadas del funcionariado universitario.

¿Cómo evalúa estos ocho años del doctor Enrique Graue en la Rectoría de la UNAM?

—Creo que es muy difícil hacer una caracterización tajante y simplista. Ha sido un periodo muy complicado por muchos aspectos, aunque me parece que tenemos que seguir explorando cuáles son los cambios necesarios más que entrar a una especie de ajuste de cuentas respecto de la actual administración.

Esa discusión con esas características, conduce a una polarización, creo que lo conveniente es hacer un balance colectivo sobre el estado de la UNAM, más que sobre un personaje dentro de la institución.

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