El subsidio a las gasolinas y el encarecimiento de los planes emblemáticos de la actual administración, como la refinería Olmeca, el Tren Maya y el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, son algunos de los principales factores que meten presión a las finanzas públicas, ante la creciente falta de recursos para cumplir con todo lo prometido.

Menores ingresos y mayores gastos obligan al gobierno a apretarse el cinturón más allá de la austeridad republicana, lo que podría poner en riesgo muchas de las actividades esenciales del sector público.

En los primeros cuatro meses del año los ingresos no petroleros del gobierno federal ascendieron a 1.57 billones de pesos, cifra mayor en 63.7 mil millones a la programada para ese lapso, pero 0.5% inferior a la registrada en el mismo periodo de 2021, una vez descontada la inflación.

Esa disminución es resultado de varios factores, entre los cuales destaca la contracción de los ingresos por concepto del Impuesto Especial a Productos y Servicios (IEPS) a las gasolinas, cuyo monto ascendió a apenas 20.2 mil millones de pesos, cifra 79.4% inferior a la reportada un año antes, debido al descuento de este impuesto a los combustibles.

Sólo en los primeros tres meses del año el monto recaudado por este concepto es 43 mil millones de pesos menor a la presupuestado inicialmente, lo que refleja el costo del estímulo fiscal para el erario.

Este subsidio a la gasolina y diesel a los consumidores tendrá un costo fiscal total de 330 mil millones de pesos, informó la jefa del Servicio de Administración Tributaria (SAT), Raquel Buenrostro Sánchez. Por sí sola, esa cifra representa la mitad del presupuesto autorizado para Pemex este año.

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