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México presentó un incremento en el número de niñas de entre 10 y 14 años de edad que estuvieron en gestación, a pesar de la Estrategia Nacional para la Prevención del Embarazo Adolescente (Enapea), al pasar de 1.9 nacimientos por cada mil niñas y adolescentes en 2012, a 2.1 en 2015.
Según el informe ejecutivo 2017 de la estrategia interinstitucional que coordina la Secretaría de Gobernación, el propósito es “erradicar los embarazos de niñas de 10 a 14 años de edad, así como la estrecha relación que existe con el abuso sexual y las implicaciones que tiene en sus vidas.
“Según datos estimados por la Secretaría de Gobernación del Consejo Nacional de Población, a nivel nacional se observa un aumento entre 2012 y 2015, año de implementación de la Enapea, pasando de una tasa de 1.9 nacimientos por cada mil niñas y adolescentes en 2012, a 2.1 en 2015”.
Durante 2017 en México vivían 22.4 millones de adolescentes que tienen entre 10 y 19 años; prácticamente la mitad (11.3 millones) tiene de 10 a 14 años y 11.1 millones, entre 15 y 19 años.
La secretaría, que también coordina las acciones de la estrategia nacional, señala que la tasa de fecundidad en el caso de las adolescentes de 15 a 19 años a nivel nacional ha ido disminuyendo paulatinamente en los años recientes.
La estimación es que si bien en 2012 alcanzó su máximo, con 77 nacimientos por cada mil adolescentes, para 2015 la tasa de fecundidad en este grupo de edad disminuyó a 74.4, lo que representa una diferencia porcentual de 3.4 puntos entre ambos años.
Registra además que entre los años 2006 y 2014 se encontró que 21.9% de los embarazos adolescentes registrados en el país, en realidad fueron segundos o terceros casos de maternidad, que se conocen como embarazos subsecuentes.
“Los estados con mayores incrementos en embarazos subsecuentes en el periodo de estudio fueron Coahuila, Zacatecas, Oaxaca y Baja California, mientras que los estados con mayores disminuciones fueron Tamaulipas, Sonora y Baja California Sur”.
“Conocer las barreras a las que se enfrenta este sector de la población lleva a comprender que se requieren acciones precisas para transformar rezagos estructurales en materia de educación, salud, salud sexual, empleo, uniones tempranas, violencia y otros, que ponen a esta población en situación vulnerable y en riesgo de tener limitaciones en su condición de vida, tal es el caso del embarazo adolescente”, señala el informe.
El documento liberado entre las instituciones participantes señala que para hacer frente a esta situación y dentro de la estrategia nacional para la prevención del embarazo, de 2014 a 2017 la Secretaría de Salud realizó la compra centralizada de anticonceptivos por un monto de 3 mil 236.9 millones de pesos en la adquisición de métodos antiembarazo temporales.
Tan sólo en el año 2017 la compra sumó 767.3 millones de pesos, “lo que ha permitido atender necesidades particulares de la población en los 32 servicios estatales de salud”.
Al cierre de 2017 casi medio millón de adolescentes en el país (493 mil 25) eran usuarias activas de algún método de regulación de la fecundidad, lo que representa un incremento de 11.7% respecto lo que ocurría en 2014.
Los métodos que más se utilizaron fueron los reversibles de acción prolongada (DIU o implante subdérmico), siendo este último el de mayor uso en una de cada cuatro usuarias; le seguían el hormonal inyectable y al final el condón masculino.