Mayo de 2008 fue la último vez en que Dora Macías recibió de regalo la acostumbrada serenata que le daba su hijo Gerardo Israel Macías Murguía, quien desapareció en diciembre de ese año en Torreón, Coahuila, a manos de supuestos policías.
En silla de ruedas, Dora vino a la Ciudad de México a marchar con cientos de madres que buscan a sus hijos. Desde que desapareció Gerardo sufrió un accidente cerebrovascular que le impide moverse, pues le dejó daño cerebral irreversible y degenerativo.
“Cada 10 de mayo o cuando era mi santo, en febrero, yo tenía unas guitarras afuera de mi casa tocando; hoy no tengo nada y me hace falta mi hijo”, dijo en entrevista. “Su ausencia paraliza todo, la vida, a sus padres, la familia, los hermanos, a todo, no sólo nos destruyen a nosotras, destruyen nuestro núcleo familiar”.
Dijo que los hermanos de Gerardo no concluyeron sus estudios por su desaparición.