“Nosotros somos bomberos del medio ambiente”, asegura orgulloso Fernando Navarro. Su labor como combatiente de incendios forestales de la Comisión Nacional Forestal (Conafor) permite salvar recursos estratégicos para el país y así evitar que el fuego consuma bosques, pastizales, áreas verdes y las reservas ecológicas del país y el extranjero.
EL UNIVERSAL tuvo acceso a una quema prescrita en la que los combatientes de la Conafor entrenan. Armados con palas, picos, cascos, ropa especial, mochilas equipadas con un botiquín de primeros auxilios y agua, alrededor de 20 combatientes explican cuál es el procedimiento que tienen que seguir cada vez que hay una emergencia.
Este entrenamiento, señalan, es de mucha importancia, sobre todo en esta época del año, cuando sube la temperatura y el ambiente es seco.
Con el aumento de temperatura que se ha registrado de manera reciente en el país, de acuerdo con la Conafor, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y la Comisión Nacional del Agua (Conagua), para este año se espera una situación crítica de incendios forestales debido al fenómeno meteorológico de La Niña, el cual podría extenderse hasta la primavera.
Por ello, el combatiente de incendios de la Conafor en la Ciudad de México José Garcés Pineda explica que cada año se tienen que capacitar, ya sea en las aulas o en terreno, para conocer cómo se comporta un incendio forestal y tener en cuenta todos los factores que pudieran hacerlo más fuerte, en altura de llamas, o más intenso, en cuestión de combustible o cosas por consumir.
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Alerta de incendios
Garcés Pineda comenta que cada que hay un incendio forestal fuerte tienen que tardar menos de 10 minutos en salir, y que el medio inmediato para saber que hay un siniestro es el humo.
También cuentan con torres de control que informan dónde es el incendio y más o menos de cuánta magnitud es.
“En cada área de riesgo hay torres de observación. El fuego tiene la característica de ser vistoso, entonces, en cuanto esas torres detectan humo, nos avisan por radio y nosotros nos preparamos para salir.
“Otras veces nos avisan por llamada y es el mismo procedimiento, estamos distribuidos de tal manera que no tardemos más de 10 minutos en llegar. Entre más pronto se llegue menos hectáreas afectadas habrá”, dice.
Al llegar, primero hacen una evaluación para conocer el lugar en el que van a comenzar, es decir, el punto de anclaje, y de ahí evalúan cuál será la estrategia.
“Al llegar al sitio, lo que hacemos es una evaluación, para esto ya tenemos conocimientos previos, por ejemplo, qué tipo de suelo hay, qué tipo de combustibles, y nos mandan las condiciones climatológicas que hay.
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“Con todo eso determinamos cuál será nuestro punto de anclaje, que es de dónde vamos a partir para rodear el incendio. Primero tenemos que ir limitando el fuego, a veces se combate de manera directa, con agua, o con las palas vamos usando la misma tierra.
“Otras, dependiendo de la altura de la llama, buscamos un camino o una vereda para construir la brecha.
“Por lo general acudimos a auxiliar a las zonas del sur de la ciudad: Tlalpan, Topilejo, Milpa Alta, Magadalena Contreras, México-Cuernavaca, pero si hay que ir a apoyar a otros lados, vamos.
“Hemos ido a Cuajimalpa, Álvaro Obregón, estamos listos para todo”, destaca.
Explica que cuando un incendio sobrepasa los dos metros de altura, tienen que pedir apoyo de materiales más fuertes, como helicópteros con agua y tierra, ya que el equipo que llevan es insuficiente y en ocasiones arriesgado para el equipo.
Quemas controladas
“Tenemos que hacer este tipo de quemas con dos objetivos, el primero es quitarle al bosque combustible, es decir, nos adelantamos a un siniestro más fuerte.
“Esto se hace después de realizar estudios topográficos, de tiempo atmosférico y de suelo. El segundo objetivo es reforestar para que no se vuelvan bosques muy densos, eso es lo que pasó en los incendios del año pasado en Estados Unidos, las quemas las hacemos todos los años, es parte de la prevención.
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El año pasado, la Conafor envió a un equipo de 100 combatiendes a Estados Unidos. Fernando fue uno de los que apoyó en esta labor y señala que poder desempeñar esta labor en otro país es una experiencia única, ya que cuando los ven llegar lo hacen con mucho respeto, pues saben que harán una gran labor.
“El lenguaje no es barrera para estas misiones, porque todos tenemos el mismo objetivo: salvar al medio ambiente. Además, los protocolos son los mismos que manejamos aquí, sólo tenemos que saber a cargo de quién estamos”, platica Navarro.
Algunos datos
La Conafor informó que, del 1 de enero al 23 de julio de 2020, en México se registraron 5 mil 473 incendios forestales con afectación a una superficie de 305 mil 474 hectáreas, en su mayoría pastos y matorrales.
La distribución por estados fue: en el Estado de México hubo mil 82; en Michoacán, 601, y Jalisco, 586, que fueron las entidades que más incendios presentaron en 2020.
En tanto, los estados que reportan la mayor cantidad de hectáreas afectadas son: Guerrero (46 mil 578), Quintana Roo (31 mil 143), Baja California (30 mil 698) y Jalisco (29 mil 573).