A principios del año 2013, Aurelia Yanek tenía problemas para respirar, caminar o subir escaleras la fatigaba más de lo normal. Enfermera de profesión, decidió realizarse un chequeo en el que le dijeron que tenía Embolia Pulmonar Aguda, una cirugía a corazón abierto era inminente.

Para su intervención, la derechohabiente del ISSSTE tuvo que trasladarse de su natal Hidalgo al Hospital 1 de octubre, ubicado en la capital del país.

A tres meses de su intervención quirúrgica regresaron los síntomas, la sensación de no poder respirar desesperaba a la mujer, que entonces tenía 40 años.

Guadalupe Espitia Hernández, subespecialista en circulación pulmonar y su médico tratante, realizó más estudios a Aurelia y comprobó que su paciente tenía Hipertensión Arterial Pulmonar (HAP) asociada a Tromboembolismo Pulmonar Crónico (TPC) enfermedad rara que afecta entre a 4 y 10 personas por un millón de habitantes.

El camino de la señora Yanek fue largo, después de su primera cirugía, su enfermedad avanzó a clase funcional 3 y quedó imposibilitada para caminar, tuvo que pasar un año siguiendo un tratamiento de medicamentos innovadores para dejar la silla de ruedas y el oxígeno.

A cuatro años de que fue diagnosticada, Aurelia se ha reincorporado a su trabajo como enfermera en el Centro de Salud de Zempoala, Hidalgo, ahora su esposo hace una visita mensual a la Ciudad de México, para que surtan los medicamentos que Aurelia debe tomar de por vida.

Espitia Hernández quien también es responsable de la Clínica de Hipertensión Pulmonar del Hospital Regional 1 de Octubre, explicó en conferencia de prensa, que los pacientes como Aurelia tienen una sobreviva sin tratamiento de 2.8 años y el costo en enfermos diagnosticados de manera tardía asciende a los 4.5 millones de pesos, en el caso de Yanek que llegó a tiempo, se usaron recursos por 1.5 millones.

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