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Por un túnel, vestidos de mujer, el día de visita, al momento en que se realizaba el juicio oral, rompiendo los barrotes de la celda, con el apoyo de la subdirectora, en el doble fondo de un camión, con sábanas utilizadas como cuerda, son los modus operandi de escapes que tienen en jaque a las prisiones del país.
El escenario más catastrófico para el Sistema Penitenciario no es que los reos burlen los sistemas de seguridad, sino que las autoridades no cuenten con una base de datos nacional de evadidos y un sistema de alertamiento nacional para dar seguimiento y recapturarlos. En entrevista con EL UNIVERSAL, Ricardo Márquez Blas, titular de la unidad de Información para la Seguridad Pública de la Comisión Nacional de Seguridad, dijo que a principios de abril se contará con ese sistema.
Comentó que el fin es que se tenga una base de datos nacional de los evadidos para que las autoridades puedan consultar los datos.
En caso de una posible fuga, se activará una prealerta que llegará a las corporaciones de seguridad estatal y municipal, además del Ejército y la Marina. De confirmarse la evasión de reos, se activa de inmediato una alerta para que los datos del preso, incluida su fotografía, llegue a los aeropuertos, centrales de autobuses, gasolineras, tiendas de conveniencia y hospitales, sitios a los que, se supone, acudirían los evadidos.
“No existe una base de datos nacional de evadidos. La Comisión Nacional de Seguridad ya trabaja en ello y estará almacenada en Plataforma México, tampoco contamos con un sistema de alerta.
“Ahora, en caso de que un custodio vea que falta alguien en su celda, en ese momento se activa una prealerta. En caso de confirmarse la evasión, se activa la alerta para tener la capacidad de actuación inmediata”, explicó.
Además, se trabaja en una página web en la que estarán los datos de los prófugos con fotografía y características principales, que podrá ser consultada tanto por las autoridades como por cualquier ciudadano.
“Vamos a crear la base de datos nacional, el sistema nacional de alerta de evasiones, el sistema nacional de seguimiento y control de evadidos, porque nadie le da seguimiento. A principios de abril podría estar listo”, dijo.
Adelantó que mañana funcionarios de la Comisión Nacional de Seguridad (CNS) se reunirán con autoridades penitenciarias de todos los estados para conocer de los casos y plantear la homologación de la información para la recaptura de los presos.
De acuerdo con los datos con los que cuenta el Grupo de Inteligencia Penitenciaria para la elaboración de la base de datos nacional, en 2017 se registraron 11 fugas en Baja California Sur, Colima, Hidalgo, Puebla, Quintana Roo, Sinaloa, Sonora, Tamaulipas y Zacatecas.
En total fueron 48 presos los que lograron burlar la seguridad de los centros de reclusión. De ese total, 21 fueron recapturados y uno abatido, pero el resto sigue prófugo.
Perfil de los evadidos
¿Cuál era el perfil de los 48 internos que lograron escapar de sus prisiones en 2017?
La información con la que cuenta el Grupo de Inteligencia Penitenciaria de la CNS señala que 11 (23%) estaban presos por el delito de secuestro, nueve (19%) por homicidio, siete (15%) por portación de arma de fuego, seis (13%) por delitos contra la salud, cinco (10%) por robo de vehículo y el resto por delitos sexuales, robo a casa habitación, contra la seguridad pública y otros.
Además, 23 de los fugados (48%) eran procesados, 21 (44%) ya tenía sentencia y el resto no tenía clasificación. De los sentenciados, ocho (38%) recibieron una pena de entre uno a cinco años de prisión; cuatro presos cumplían una pena de entre seis y 15 años, el mismo número de presos estaban compurgando una pena de entre 16 a 25 años de prisión y cinco prófugos (24%) fueron sentenciados a 26 años o más.
Hasta antes de su fuga, 20 internos (42%) no pasaba de dos años de internamiento, 12 (25%) tenían entre tres y cinco años de haber pisado la cárcel y 10 (21%) tenía entre seis y 10 años. Del resto no se tiene información.
De los evadidos, las autoridades tienen los datos de que nueve (19%) estaban catalogados con una peligrosidad media, ocho (17%) con un perfil bajo y seis (13%) con una peligrosidad alta. Los 25 restantes (52%) no los tienen clasificados.
La mitad de los que lograron escapar de prisión tenían entre 26 y 35 años, 14 (29%) entre 36 y 45 años, ocho (17%) que lograron burlar la seguridad tenían entre 18 y 25 años y dos (4%) estaban entre los 46 y 55 años.
¿Cómo huyeron?
El 16 de marzo de 2017 era un día normal para las autoridades penitenciarias, pero Juan José Esparragoza Monzón, El Negro; Rafael Guadalupe Félix Núñez, El Changuito Antrax; Jesús Peña González, El 20; Alfonso Limón Sánchez, El Contador, y Francisco Javier Zazueta, Pancho Chimal, tenían todo planeado para escapar del Cereso de Aguaruto, Sinaloa.
Estaba todo listo, faltaba el vehículo con el que escaparían. Ese día ingresó un camión a dejar madera al penal, el conductor era cómplice de los integrantes del Cártel de Sinaloa. Los internos lograron llegar hasta el vehículo que tenía un doble fondo en la caja y ahí se escondieron. La unidad logró pasar la revisión para su salida.
El romance
En el Cereso Tepeaca, Puebla, hubo un romance entre la subdirectora del penal y un interno que estaba por plagio. Con el tiempo, planearon la fuga.
La subdirectora secuestró al director con ayuda de unos externos, para dejarlo libre tenía que dejar salir a su novio y a un interno más. Salieron por la puerta principal.
Vieron el momento preciso para consumar su fuga.
En minutos golpeó al custodio, corrió hacia la calle y despojó a una mujer de su vehículo para fugarse.
En el Cereso de Pachuca se gestó otra historia. Sin importar que se lastimaran, tres internos escalaron la barda perimetral, se envolvieron en sábanas y brincaron fuera del centro.
También en Hidalgo, pero en la prisión de Apan, a un interno se le ocurrió apilar cajones para alcanzar un agujero en el techo de lámina del área de usos múltiples, luego cortó la concertina con herramienta que tomó del área de usos múltiples y logró escapar.
En Caborca, Sonora, cuatro internos brincaron la barda y malla que está debajo del puesto de vigilancia, el guardia al percatarse hirió mediante disparo de fuego a uno de ellos, el cual fue recapturado. Los otros lograron escapar.
Meses atrás venían planeando su fuga del Centro de Ejecuciones y Sanciones de Ciudad Victoria, Tamaulipas. El día llegó. El 22 de marzo, 27 internos escaparon por un túnel construido en la parte posterior de las bodegas 7 y 8. El túnel, con dimensiones de 60 por 60 centímetros, cinco metros de profundidad y 40 metros de largo, los llevó a la calle.