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Marisol esperó durante cinco años por un riñón; su hermano quiso donarle el suyo, pero no fue compatible. Su médico tratante le habló del Centro Mexicano Pro Donación Renal A.C., y ella se convirtió en la primera mexicana en obtener este órgano con la ayuda de esa organización civil, la cual se basa en un algoritmo que cruza información genética de varias personas para encontrar donadores compatibles.
Aunque la joven es mexicana, tuvo que viajar a Estados Unidos para que le realizaran el trasplante. A casi dos años, Arturo Dib Kuri, director general de Pro Renal, anunció la puesta en marcha en México de la campaña 7-14-21, la cual consiste en buscar donantes compatibles para siete candidatos a trasplante renal que tengan un familiar o alguna persona que quiera donar su riñón, pero que no haya pasado las pruebas de histocompatibilidad, así como 14 personas que apoyen con los gastos y 21 semanas para lograr su cometido.
La meta de la campaña es formar la cadena de donación renal más grande en la historia de México y Latinoamérica, a través de la donación renal pareada (trasplante cruzado) basada en un algoritmo creado por el Premio Nobel de Economía, Alvin Roth, el cual intercambia información genética de pacientes y donadores incompatibles para identificar parejas que puedan ser sometidas al trasplante.
Con el uso del algoritmo en la campaña del Centro Mexicano de Pro Donación Renal, “siete mexicanos de escasos recursos podrán obtener un trasplante de riñón de otro aportador vivo, convirtiéndose en la cadena de donación renal pareada más grande que se haya realizado en el país”, mencionó.
El presidente de la organización recordó que en el país existen al menos 14 mil personas en lista de espera por un riñón, cifra que se ha triplicado en los últimos 10 años, cuando sólo había 4 mil 600 pacientes que requerían el órgano.
Detalló que de los tres mil trasplantes que aproximadamente se realizan en un año, 77% recibe un riñón de donante vivo y 23% son donaciones cadavéricas, pero muchas personas siguen alimentando la lista de espera por al menos cinco años porque no se encuentra persona compatible, incluso si son de la familia.
“Aquí es donde entramos nosotros, somos una asociación civil sin fines de lucro creada para ayudar a pacientes mexicanos que están en diálisis o hemodiálisis y que tienen algún familiar que les quiere donar, pero no son compatibles. Les ofrecemos una opción diferente para tener esperanza de un trasplante, el período de espera con Pro Renal es de tres meses”.
Marisol fue diagnosticada en 2011 y tuvo que recurrir a tratamiento sustitutivo de hemodiálisis cada tercer día, “me conectaban a la máquina de hemo por tres horas y media, a veces hasta cuatro, ese aparato se convertía en mis riñones”.
En Estados Unidos, un trasplante cuesta 100 mil dólares; en México, para cada uno de los siete pacientes que recibirán un riñón se necesitan en promedio 450 mil pesos, desde los estudios de compatibilidad que consumen entre 60 y 80 mil pesos, los medicamentos, exámenes de laboratorio y el trasplante.
Alvin Roth, Premio Nobel de Economía 2012, contó que el uso de su algoritmo en el cruce de datos genéticos, el cual sirve para buscar personas compatibles para trasplante “es un sueño en donde los doctores, pacientes, y filántropos trabajan por hacerlo realidad”.
Se dijo orgulloso de aplicar sus conocimientos en economía, en especial en la teoría del juego, en beneficio de la salud de todas las personas que necesitan de un riñón.
“La creación de este algoritmo de compatibilidad permite el análisis de cientos de variables genéticas para determinar con exactitud la coincidencia genética entre individuos, aún entre personas desconocidas, no relacionadas y ubicadas en diversos puntos geográficos, con el cual se puede realizar hasta 30% más de trasplantes en cadena, es maravilloso enfocar el conocimiento para el bien de la humanidad”.
Dib Kuri explicó que un trasplante tiene más ventajas que los tratamientos de diálisis y hemodiálisis porque éstos se realizan de manera periódica y sus costos ascienden a 250 mil pesos anuales, en cambio, un trasplante otorga calidad de vida y el procedimiento se realiza una sola vez.